Pablo Casado, un joven diputado de 37 años partidario de un giro a la derecha, se convirtió en el sucesor de Mariano Rajoy al frente del conservador Partido Popular (PP), primera fuerza política española que hace siete semanas se vio expulsada del poder por los socialistas.
En una votación en la que estaban llamados a votar 3.082 compromisarios, Casado se impuso con un apoyo del 58% a su rival, Soraya Saénz de Santamaría, según el recuento oficial.
"Hoy comienza una nueva etapa", porque el PP sale a "a intentar reconquistar el corazón de todos los españoles, después de las semanas tan duras que hemos tenido que vivir como formación política", dijo Casado en su discurso de la victoria, refiriéndose a la moción de censura de los socialistas que el 1 de junio desalojaron del poder a Rajoy.
“El Partido Popular ha vuelto” y “estamos dispuestos a liderar otra vez esta sociedad”, añadió el nuevo presidente de la formación, después de abrazar a Rajoy y brevemente a Santamaría.
Los compromisarios optaron así por el relevo generacional e ideológico propuesto por Casado, un diputado sin experiencia de gobierno con un perfil más derechista, y que se fogueó como estrecho colaborador del ex presidente José María Aznar.
Santamaría había sido la más votada por la militancia el pasado 5 de julio, en la primera vuelta de unas primarias inéditas en la historia del PP a las que inicialmente concurrieron seis candidatos en total.
Pero se le percibía como la opción continuista, por haber sido vicepresidenta del gobierno los seis años y medio que estuvo Rajoy como jefe del ejecutivo.
Durante la campaña, Casado, ferviente admirador entre otros del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, fustigó la intención del gobierno socialista de despenalizar la eutanasia, y criticó la "demagogia" de éste al mostrarse abierto a acoger migrantes rechazados por el gobierno populista italiano.