Mundialmente conocido por haber escrito “El Quijote”, Miguel de Cervantes, cuya muerte hace 400 años España conmemorará la próxima semana, llevó una vida tan rocambolesca y fascinante como las aventuras de su delirante caballero andante.
Fallecido el 22 de abril de 1616 y enterrado un día después, Cervantes sobrevivió a una gigantesca batalla naval, un secuestro por piratas, años de cautiverio en Argel y una estancia en prisión.
“Lo que le da tanta fuerza a la literatura de Cervantes es que vivió de manera muy intensa”, afirma el fotógrafo José Manuel Navia, que recorrió los lugares visitados por el escritor para una exposición conmemorativa.
La muestra se inscribe en los eventos -más de 300 entre exposiciones, obras de teatro, lecturas y conferencias- que se organizan este año en España para conmemorar su desaparición, coincidente con la de otro icono de la literatura mundial, William Shakespeare.
Realidad y mito
Muchos interrogantes rodean la vida de este hombre, cuya obra pasó sin pena ni gloria hasta que, de la noche a la mañana, alcanzó el éxito con las aventuras de "El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha".
Nacido en 1547 en Alcalá de Henares, cerca de Madrid, su familia sufría estrecheces financieras. Con unos 20 años escribió su primer poema conocido, antes de viajar en 1569 a Roma por motivos tal vez relacionados con su participación en un duelo.
En Italia, se alistó como soldado y luchó en 1571 en la Batalla de Lepanto, en que más de 200 galeones de la alianza cristiana derrotaron a la flota del Imperio Otomano.
“Temblando de fiebre, yace en un camastro infestado de piojos, en el entrepuente que sirve de enfermería... el mareo y la malaria lo dominan”, cuenta su biógrafo Jean Canavaggio sobre el día de la batalla. Aun así, Cervantes fue a luchar: recibió disparos en el pecho y la mano izquierda, que nunca más pudo volver a utilizar. Sin embargo, siguió participando en campañas militares hasta que decidió regresar a España en 1575.
Pero su barco fue capturado por piratas y el prisionero llevado a Argel, ciudad del norte de África administrada entonces por los otomanos.
Pese a varios intentos de fuga, permaneció allí entre 3 y 5 años, esperando un rescate que finalmente fue pagado por su familia y una orden religiosa. De regreso a España, tuvo una hija en 1584 con una mujer, antes de casarse con otra, 20 años más joven que él. Se instalaron en un pequeño pueblo de La Mancha (centro) y entonces escribió su primera novela, “La Galatea”, sin demasiado éxito.
En 1587 logró un empleo oficial que le hizo recorrer el sur de España durante una década confiscando trigo y aceite para las autoridades y recaudando impuestos.
En esa época fue encarcelado, por fraude o malversación, y algunos piensan que entonces le vino la idea de escribir “El Quijote”.
La primera parte de la novela se publicó en 1605 -una segunda parte apareció diez años después- y tras su éxito, Cervantes se mudó a Madrid para dedicarse exclusivamente a la escritura, antes de morir como un hombre relativamente pobre que nunca imaginó dejar tal legado a la literatura universal.