La cantidad de basura y desaliño que advertimos en la vía pública de los departamentos es muy grande y preocupante. En la ciudad capital el fenómeno del descuido también impera.
En esta última urbe, cualquier concentración masiva callejera deja sus rastros en desperdicios de todo tipo, aunque los equipos municipales de servicios públicos limpian permanentemente su jurisdicción y a veces lo hacen a la finalización de actos multitudinarios.
Las acequias, una particularidad identificatoria y única de nuestro hábitat, son imagen de abandono y desidia, especialmente en las cercanías o frente a las paradas de colectivos.
En este sentido no podemos echar la culpa a los municipios por falta de gestión, aunque hay comunas que ponen más énfasis en la higiene que otras.
Pero, el ciudadano común, podríamos reconocer que no todos, ensucia porque no siente afecto por el ambiente o piensa que lo público le es ajeno, y le da igual arrojar una botella de plástico o un envase de alimento al suelo, que tomarse el trabajo de depositarlo en un papelero o recipiente afectado a tal fin.
Por eso queremos destacar en estas líneas algunas acciones juveniles, apenas un porcentaje menor frente a la conducta permisiva de mayorías olvidadizas o descuidadas en extremo.
El ejemplo proviene de Tupungato y de alumnos del colegio secundario Compañía de María. Con la cercanía del fin de año y la terminación de las clases, se pusieron en la tarea de hacer limpieza en distintos lugares de la pintoresca villa. El cometido: desechar de manera ecológica y masiva los papeles acumulados en escuelas, oficinas de administración pública y empresas. “Despapelización” fue el nombre del operativo.
Además, asesorados por profesores, incentivaron a los vecinos sobre la importancia del reciclado para frenar los procesos de deforestación.
La tarea se completó instalando contenedores especiales en las escuelas secundarias de Tupungato y difundiendo estos sitios de acopio, para que los establecimientos reunieran el material a descartar y lo llevaran al sitio de depósito más cercano. El desafío funcionó y se reunieron unos 600 kilos de material, que se trasladaron a una cooperativa del Gran Mendoza que trabaja en el reciclado. Habría que procurar que la acertada experiencia llevada a cabo por los estudiantes se replique en todo el territorio.
Con estos sitios para el depósito final de papel y cartón, los municipios lograrían reducir el espacio ocupado por este material en las distintas dependencias y también educar a los vecinos en la manera en que el mismo debe ser desechado para colaborar con el cuidado medioambiental.
De ese modelo de comportamiento se pueden extraer conclusiones. A veces cuesta poco cuidar el entorno y proceder a la limpieza de los sitios que usamos masivamente. Bastaría con organizarse un poco, tener voluntad y sentir la necesidad, además de pedir la colaboración de los municipios para que instalen los recipientes destinados a almacenar lo que tiramos y, por sobre todas las cosas, tener ganas de contar con prados, plazas, calles, caminos y acequias en perfecto estado o lo más próximo a lo normal.
La 'despapelización' generalizada es una de las líneas de trabajo del programa Reaccionemos, que apunta a que la comunidad tome conciencia y avance en la separación y reciclaje de los residuos sólidos urbanos. Con estos sitios para el depósito final de papel y cartón, el municipio busca reducir el espacio ocupado por este material.
Entonces, estamos frente al cuidado ambiental desde pequeñas acciones, como la que también ofrecerán los niños de las escuelas de verano municipales de Capital, quienes juntaron botellas PET y tapitas plásticas, con el objetivo de generar conciencia en la población sobre la importancia de una gestión responsable de residuos para la protección de la naturaleza que nos rodea.
