Asimismo, este índice es una potente herramienta de gestión. Es más, servirá como base para mejorar, jerarquizar y desarrollar a futuro obras urbanísticas.
Durante un año y medio de trabajo, desarrollado junto a la Facultad de Ingeniería de la Uncuyo, se analizó y diagnosticó la situación de caminabilidad. Esto es, cuánto se demora una persona en llegar a sus actividades de forma peatonal. Y qué tan amigable es una zona. Pero además, se evaluó cómo conseguir que el paso de una movilidad vehicular a una sustentable, sea una alternativa real y segura.
Para el desarrollo de dicho indicador, se tuvieron en cuenta ciertas consideraciones de categorías. El análisis de cada una de ellas brinda una síntesis que las promedia y pondera.
- Usos de suelo y atractores peatonales
- Conectividad
- Espacio viario
- Seguridad
- Calidad ambiental y peatonal
- Señalética
¿Cuáles son los beneficios?
Los modelos de ciudades habitables y sostenibles están vinculados con la transformación del espacio público. En la actualidad el mismo se encuentra condicionado por el uso del vehículo, lo que determina que sean poco flexibles y vinculados a los flujos de movilidad.
El análisis del entorno urbano, con una visión sostenible, requiere de integración colaborativa y vinculación con el uso a escala humana. Este enfoque determina el modo de habitar de las personas, su interacción y su convivencia y bienestar.
Caminar es la forma más natural de movilidad del ser humano. El término “caminabilidad” surgió en 1993 y ha ido adquiriendo relevancia como estrategia de planificación urbana.
La ciudad de Nueva York realizó mediciones utilizando sistemas de información geográfica. Fue por la necesidad de generar espacios más caminables, como una forma de contrarrestar la problemática de obesidad en la población.
En Latinoamérica, varias ciudades han llevado adelante estas iniciativas. En 2018 Bogotá llevó a cabo el Reporte de Indicadores de Espacio Público. Allí se observaba la exploración conceptual de nociones, datos, zonas de intervención y mejora para la ciudad. Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires desarrolló el Índice Sintético de Caminabilidad. En él se identifican categorías que agrupan múltiples parámetros, los cuales son ponderados. En tanto Curitiba, innovadora en esta temática, desarrolló un Índice sensible al género. Es para mejorar la experiencia de los peatones y promover una mejor percepción de seguridad por parte de mujeres y niñas.
¿Cómo se trabajó en Godoy Cruz?
Es por ello, que basados en estudios desarrollados en los últimos años, la Dirección de Planificación Urbana invitó a docentes de la Cátedra de Diseño Urbano Sustentable II. El equipo de la carrera de Arquitectura, Facultad de Ingeniería Uncuyo, estuvo coordinado por Lorena Corica. Ellos colaboraron y asesoraron en el desarrollo de herramientas adecuadas.
Las mismas se utilizaron para facilitar la planificación, evaluación y seguimiento de la caminabilidad. También la optimización y mejora del espacio público. En este marco, se conformó un equipo interdisciplinario de arquitectos, geógrafos y politólogos del Municipio y alumnos avanzados de dicho centro de estudios.
¿Qué resultados se obtuvieron del estudio?
A partir de la selección de las variables y sus indicadores, y las relaciones que se dan del cruce de las mismas, se llegó a una semaforización que distingue tramos más o menos caminables.
Este mapeo permite al vecino acceder a un nuevo instrumento. Con él puede planificar y personificar su viaje. Además de cambiar de movilidad vehicular a sustentable como una alternativa real y segura. Todo esto observado desde una perspectiva integrativa, tanto desde lo accesible, como de lo ambiental y lo tecnológico. En este concepto de movilidad personalizada, el vecino puede planificar su viaje. Esto es porque el mapa de caminabilidad se suma a la tecnología existente (Google), de una forma sustentable y amigable con el ambiente.
El mapa de caminabilidad, con un análisis exhaustivo de sus tramos, está disponible aquí.
Luego de analizar y diagnosticar la situación actual, se puede planificar a corto, mediano y largo plazo. Para esto se tienen en cuenta aspectos cuantitativos y cualitativos. A partir de la implementación del índice, también se busca que las personas aporten su percepción. Tanto sobre el espacio actual como en las propuestas de intervención a futuro.
Finalmente, el objetivo es no solo identificar la red troncal de caminabilidad, sino también proponer una mejora continua con la participación activa del vecino.