“En mi vida todo lo hice con pasión y esfuerzo”

Sentado en su escritorio, con una cargada agenda de actividades y reuniones por concretar, el intendente Miguel Ángel Ronco se dispone a una charla a corazón abierto, de esas que lo muestran auténtico, como un hombre nacido en ese departamento, que nunca perdió de vista sus orígenes.

“En mi vida todo lo hice con pasión y esfuerzo”

“Siempre hice un trabajo social, al frente de comisiones directivas escolares, de clubes barriales e incluso del Centro de Bodegueros y Viñateros. Esos fueron mis comienzos en la política. Nunca soñé con un cargo político, y llegué a ser intendente”, dice este rivadaviense de 67 años que en 2023 pondrá punto final a sus 8 años de gestión. “No tengo pensado seguir en política, pero uno nunca sabe que pasará mañana”, agrega.

Miguel Ángel Ronco fue candidato a intendente en 2007, aunque no logró el objetivo de gobernar el departamento. En 2009 asumió como concejal y en 2013 renovó su banca, pero no alcanzó a cumplir su mandato porque en 2015 se postuló nuevamente como intendente y obtuvo el triunfo electoral que le permitió convertirse en jefe comunal, cargo que ocupa en la actualidad luego de conseguir la reelección en 2019, con el 60% de los votos.

-¿Cómo está Rivadavia en su 137 aniversario?

-¡Cómo nunca!. A pesar del impacto de la pandemia, Rivadavia ha seguido creciendo, desarrollándose, avanzando, cumpliendo con las obras y servicios públicos. Se ha mejorado notablemente el parque automotor y en breve licitaremos la compra de 10 camiones. Rivadavia se encuentra ordenada y prolija. Es la impronta que caracterizó nuestra primera gestión y por la cual seguimos trabajando día a día.

-¿Cómo se inició en la política?

-Mi situación es distinta al resto de los políticos, que hicieron un camino y una carrera. En mi vida todo lo hice con pasión y esfuerzo, me inicié en una empresa familiar, donde crecí gracias a la dedicación de mi abuelo, de mi padre, la mía, la de mi esposa y hoy con mis hijos. Mi vocación siempre fue el trabajo social y el deporte, integrando comisiones directivas en escuelas, comisiones barriales, el Club Central Rivadavia e incluso del Centro de Bodegueros y Viñateros.

En política comencé a trabajar con Ricardo Mansur en la Franja Morada, en la Facultad. Mis bases siempre han sido radicales, mi abuelo fue balbinista y la mayor parte de la familia Ronco es radical. Gerardo Del Río me convocó en 2009 para formar parte de la lista de concejales y lo demás es historia conocida.

-¿Cuál fue el momento más difícil que le tocó atravesar en la gestión?

-La parte más difícil fue en los primeros tiempos, cuando recién había asumido como intendente y a los dos meses tuvimos un accidente vial muy duro. No me quebró, porque tuve fuerzas para sostener lo que me había encomendado el pueblo: gestionar y trabajar por el departamento.

-¿Y el de mayor satisfacción?

La satisfacción más grande fue la reelección en 2019, porque la gente reconoció lo realizado en los primeros 4 años de mi gobierno, sosteniendo las bases del progreso y buscando el bienestar común.

-¿Qué balance hace de estos 5 años de gobierno?

-Los primeros 4 años fueron de inversión y de obra pública, de renovación del parque automotor, compra de maquinaria pesada y una logística destinada a mejorar los servicios públicos, obras de asfalto y arreglos de veredas. Además, tendido de redes de agua y cloacas. Hoy podemos decir que tenemos casi el 100% de agua potable en el departamento. Esto es sinónimo de salud y calidad de vida.

Mejoramos los caminos productivos, hemos asfaltado 45 kilómetros de rutas provinciales y 330 cuadras en Ciudad y distritos. Licitamos para completar en este año más de 30 cuadras en distintos barrios; éste ha sido uno de los sellos distintivos de nuestra gestión.

-¿Cómo afrontaron la pandemia?

-La pandemia fue algo muy puntual. Derivamos fondos a salud: desinfecciones, mejoramiento de centros de atención primaria, ampliación del hospital Saporiti, donde se creó la Unidad de Cuidados Intensivos con la incorporación de 6 camas y una inversión de 18 millones de pesos. Eso nos afectó bastante y contrarrestó el potencial de hacer más obra pública. Sin embargo, gracias al personal municipal nunca detuvimos los trabajos, porque en los desafíos las personas responsables buscan soluciones y los mediocres buscan culpables. La pandemia es un aspecto que neutraliza a cualquier gobierno donde la atención se debe enfocar en salvar vidas.

-¿Qué departamento va a recibir el próximo intendente?

-Recibirá un departamento en crecimiento, con cambios y transformaciones importantes. Quien sea intendente en la próxima gestión, deberá continuar con los objetivos que hemos trazado a lo largo de más de 20 años de un gobierno plural y transparente, para tener un Rivadavia moderno; una ciudad donde el turismo ha encontrado actividades y atractivos para disfrutar.

Sabemos que hay mucho por hacer. No solo se ejecutan obras con presupuesto propio, sino también gestionando y buscando fondos provinciales o nacionales. Lamentablemente, desde Nación han postergado y discriminado a los municipios que no somos de su mismo color político.

-¿Cuáles son las obras con las que sueña Miguel Ronco?

-La doble vía, el parque central y la ruta al sur, son algunos de mis anhelos. Además, con la adquisición de la ex aceitera Gargantini (ubicada en calle Chañar), pretendemos una serie de inversiones privadas para hacer una terminal de ómnibus, paseos de compras, un pulmón verde y también la construcción de viviendas.

-¿Cómo cree que lo va a recordar la gente?

-Creo que como una persona accesible al diálogo, ordenada, honesta, transparente, con una gestión de buena administración y pensando siempre en el bien común.

-¿Tiene pensado continuar en política cuando culmine su mandato?

-Aunque uno nunca sabe que pasará mañana, por ahora no tengo pensado continuar en política. Nunca soñé con tener un cargo político y terminé siendo intendente. Estoy tranquilo con lo que he hecho y creo que marqué la vida de los rivadavienses estando al frente del municipio. El apoyo y la contención de mi familia son el motor que me impulsa para seguir trabajando por mi querido departamento.

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