Según datos estimados que arroja la Organización Mundial de la Salud (OMS), 325 millones de personas en el mundo tienen hepatitis B o C crónicas.
¿Qué es una hepatitis viral?
Se define como hepatitis la lesión inflamatoria difusa del hígado que puede ser producida por agentes virales que tienen una especial afinidad por el hígado, como los virus de las hepatitis A, B, C, D y E. Los más frecuentes son los virus de la hepatitis A, B y C.
Conversamos con el Dr. Omar Galdame, médico hepatólogo Jefe de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital Español de Mendoza y el Dr José Masso, también hepatólogo del Hospital Español, quienes destacaron los datos relevantes sobre las hepatitis más frecuentes (A, B y C). Qué es lo más importante saber sobre estas enfermedades:
Hepatitis A
Este virus se propaga principalmente cuando una persona no infectada (y no vacunada) ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona infectada. La infección está muy asociada al consumo de agua y alimentos insalubres, el saneamiento deficiente, la mala higiene personal y actualmente en forma de brotes en distintas ciudades en algunas poblaciones de riesgo.
¿Cuáles son los síntomas?
- Aparición repentina de náuseas, vómitos y falta de apetito.
- Fiebre, malestar general y dolor abdominal y articular.
- En los primeros días la orina puede tornarse oscura y las heces pálidas.
- En las siguientes semanas puede presentarse color amarillo de la piel y mucosas (ictericia).
El período de incubación (tiempo entre el contagio y la aparición de los síntomas) es de 28 a 30 días. En los niños menores de 7 años, la hepatitis A no provoca síntomas en un 70 a 80% de los casos. En los adultos en cambio predominan el cuadro sintomáticos con ictericia y en algunos casos prolongada.
¿Cómo se diagnostica?
Con un análisis específico de sangre que puede realizarse en cualquier hospital o centro de salud de todo el país.
¿Cómo se trata?
No hay un tratamiento específico para la hepatitis A. Se suele indicar reposo relativo y no realizar actividades físicas extenuantes en el transcurso de la infección.
¿Cómo se previene?
Con la aplicación de una vacuna gratuita incluida en el Calendario Nacional de Vacunación.
Una dosis de la vacuna genera una alta tasa de protección (85%) después de los 14 días de ser aplicada.
La vacunación para hepatitis A, se incorporó en el año 2005 y ha sido muy efectiva en controlar la infección en los niños. No se han registrado casos graves de hepatitis A desde el 2010. Es importante destacar que estamos asistiendo a un cambio epidemiológico y estamos viendo más heaptitis A en adultos jóvenes entre 30 y 40 años, que es un grupo que también se tiene que vacunar.
Hepatitis B
Es una enfermedad causada por el virus B, se contagia por contacto con la sangre o fluidos corporales de una persona infectada. Las vías principales son la transmisión sanguínea y la sexual. El virus es cien veces más infeccioso que el VIH, por eso el riesgo después de la exposición es alto.
¿Puedo estar infectado sin saberlo?
Sí. Es una enfermedad silenciosa, que muchas veces se presenta inicialmente con síntomas inespecíficos, difíciles de identificar.
¿Cómo puedo saber si estoy infectado?
A partir de un simple análisis de sangre. En caso de tener algunos parámetros alterados, el médico podrá seguir investigando con estudios complementarios.
¿Si me infecto, es para toda la vida?
Una vez infectadas con el virus muchas personas logran curarse, superando la hepatitis aguda, pero hay un bajo porcentaje que desarrolla una hepatitis crónica que, si evoluciona sin diagnóstico ni tratamiento, puede llevar a lesiones muy graves en el hígado como cirrosis, cáncer de hígado y necesidad de trasplante.
¿La hepatitis B tiene tratamiento?
Sí. El tratamiento es muy efectivo, solo lo requieren los pacientes con hepatitis crónica.
¿La hepatitis B se puede prevenir?
Sí, existe una vacuna altamente eficaz y en nuestro país es obligatoria a partir de los 12 años, por ley promulgada en el 2012. Es gratuita y no requiere orden médica, por lo que estamos en camino a una vacunación universal.
Hepatitis C
La hepatitis C (HCV) es una de las causas más comunes de enfermedad hepática crónica en el mundo, en América Latina y en nuestro país.
Las vías de transmisión más importantes son: la drogadicción endovenosa, las transfusiones no controladas, las inyecciones inseguras, la ocupacional (personal de la salud), la trasmisión de madre a su hijo y la sexual.
La hepatitis C es una enfermedad crónica que es principalmente diagnosticada de forma casual, dado que es asintomática en la mayoría de los casos. Es muy importante el diagnóstico precoz.
¿Qué porcentaje de la población de nuestro país posee el virus C?
La Argentina está considerada un país de baja prevalencia para la infección con HCV (menor a 1.2% de la población). No se pueden dar datos precisos, la información obtenida desde la clínica no es la más adecuada teniendo en cuenta lo que comentamos previamente, por su características sub-clínicas y/o asintomáticas y una lenta evolución medida en años. Esto implica el desconocimiento de la enfermedad por un importante número de pacientes. Se calcula que aproximadamente el 50% de las personas infectadas con el virus C desconoce que se encuentran infectados.
¿Qué tratamiento reciben actualmente los pacientes con hepatitis C crónica?
Actualmente se dispone de varios fármacos antivirales que actúan directamente sobre la replicación del virus. Son altamente efectivos, con mucho menos efectos adversos que los tratamientos previos y curan a más del 95% de los pacientes, por lo que el momento actual es muy promisorio para los pacientes infectados.
¿El tratamiento de la Hepatitis C es accesible a la población?
El reciente desarrollo de fármacos antivirales muy eficaces que potencialmente pueden curar prácticamente a todos los pacientes y sin efectos adversos clínicamente significativos, ha abierto nuevas perspectivas en el manejo global de la hepatitis C.
Esto ha puesto en evidencia las dificultades en el diagnóstico precoz y el acceso al tratamiento. El costo de los medicamentos actuales es el principal condicionante al acceso de los pacientes al tratamiento. El MSAL y las distintas obras sociales y prepagas proveen la medicación, a veces con limitaciones, pero se está logrando tratar a un número importante de pacientes.
¿Por qué debemos diagnósticar la hepatitis C?
Volviendo al tema de la falta de diagnóstico, según datos de los centros de vigilancia para las hepatitis virales, solo un 55% de las personas infectadas por el virus C reconocen factores de riesgo para la exposición al virus: uso de drogas endovenosas, transfusiones, tatuajes, etc. Por lo que es necesario ampliar el testeo de hepatitis C a toda la población.
Para alcanzar este objetivo, es necesario comprometer y educar a los profesionales de la salud de las áreas de la medicina con más contacto con la población considerada “sana” (clínicos, generalistas, médicos de atención primaria y medicina familiar, pediatras, obstetras, ginecólogos), dado que deberán ser los primeros encargados de solicitar el test para pesquisar las hepatitis, además de informar y concientizar a la población acerca de la problemática y los riesgos de no diagnosticar a tiempo la infección. Del mismo modo, para aconsejar a los pacientes medidas tendientes a evitar o controlar otros factores que hacen que la enfermedad avance, como por ejemplo: no tomar bebidas alcohólicas, evitar el sobrepeso, evitar la automedicación, mantener una dieta saludable baja en grasas, controlar las adicciones, vacunarse para los otros virus de hepatitis, etc .
Para recordar
Hoy la hepatitis C es una enfermedad curable.
Es fundamental estar vacunados para hepatitis A y B y realizarse la detección de las hepatitis virales por lo menos una vez en la vida. Si su médico no se lo solicita, el paciente lo puede sugerir.