Estudios y experiencias clínicas han demostrado que la música es un recurso terapéutico que ayuda a reducir el estrés, mejorar el sueño y fortalecer el vínculo entre madre y bebé. En ese contexto, la musicoterapia se posiciona como una herramienta clave para acompañar a las mujeres a lo largo de las distintas etapas del embarazo, brindándoles un espacio seguro para explorar y gestionar sus emociones.
A través de entrevistas personalizadas y técnicas sonoras, vocales y corporales, la musicoterapia permite identificar y trabajar con las preocupaciones y sentimientos que surgen en cada trimestre. Por ejemplo, durante el primer trimestre, las mujeres suelen enfrentarse a cambios físicos como náuseas y mareos, junto con el impacto emocional de recibir la noticia del embarazo. En el tercer trimestre, pueden aparecer miedos relacionados con el parto o incertidumbre sobre la vida después del nacimiento del bebé.
Fortalecer el vínculo entre madre y bebé con música no sigue una receta fija, sino que se adapta a las particularidades emocionales, culturales y musicales de cada mujer. Los musicoterapeutas no prescriben canciones específicas, sino que trabajan desde la identidad y el gusto personal de cada madre, permitiendo que la música elegida refleje su propia historia y emociones.
La conexión emocional con el bebé puede fomentarse a través de géneros que la madre disfrute, ya sea rock, folclore, trap o cualquier otro estilo, ya que estas elecciones aportan bienestar y autenticidad al proceso. Sin embargo, ciertos recursos universales, como las nanas, tienen un lugar especial. Las nanas, por su melodía simple y reconocible, se asocian instintivamente con calma y protección. Estas pueden relajar a la madre e introducir al bebé a la voz materna, un elemento esencial en la formación del vínculo.
Desde el punto de vista sonoro, también se considera la etapa del embarazo y la posición del bebé. En el segundo y tercer trimestre, cuando el sistema auditivo del bebé ya está desarrollado, los sonidos graves adquieren relevancia, ya que llegan más fácilmente al bebé a través de la estructura corporal de la madre. Por ejemplo, en momentos sensibles como el trabajo de parto, se evita el uso de sonidos agudos para no sobreestimular ni a la madre ni al bebé, optando en cambio por sonidos graves o intermedios que favorecen la relajación y el enfoque.
En definitiva, la musicoterapia ofrece un espacio seguro y personal para que las madres se conecten consigo mismas y con sus bebés a través de la música. Adaptada a cada etapa del embarazo y a las preferencias individuales, esta práctica puede transformar la experiencia de la maternidad en un viaje más pleno y emocionalmente enriquecedor.
¿Cómo ser parte de este movimiento?
La Universidad Juan Agustín Maza, entre su variada oferta académica, ofrece la carrera de Musicoterapia, la misma otorga el título de licenciado y abre las puertas a trabajar con la salud en cualquier etapa de la vida de las personas.
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