El título del libro de la piscóloga e investigadora Eugenia Tarzibachi genera intriga. "¿Es el título de una tesis doctoral?", preguntan algunos académicos. El tema nos compete a casi más de la mitad de la población mundial. Los cuerpos menstruales y las relaciones con el uso de tecnologías de gestión de la menstruación van entretejiendo desde historias en primera persona hasta el análisis exhaustivo de publicidades, pasando por la industria y el concepto del "Femcare" y un apéndice donde se pueden observar las empresas que dominan el mercado, el producto más consumido y otros datos reportados por Euromonitor International en 2016.
Eugenia Tarzibachi, quien aparece en Twitter como @vinoandres450, nos relata cuando "se hizo señorita", en la década de los '90. En este relato, la autora nos traslada a Monte de Venus, libro censurado durante la dictadura militar argentina, porque le dio importancia al sexo y a la sexualidad.
La subjetividad nos toca a cada mujer, cuando leemos Cosa de mujeres: “La vergüenza como estructura primaria de la experiencia vivida de las bio-mujeres encuentra una marca contundente con la primera menstruación, pero se extiende mucho más allá de la menstruación hasta generalizarse en un sentido de inferioridad del sujeto corpóreo” (2017: 84).
Pareciera que la menarca nos “convirtiera” en mujeres, es decir, a partir de ese momento nuestros cuerpos “se hacen” fértiles. La menstruación conjuga la potencialidad de la maternidad, un valor principal de nuestra sociedad, con la idea de suciedad, de lo que debe higienizarse, esconderse, ocultarse, porque en realidad los estereotipos femeninos redundan en cuerpos “a-menstruales”.
Retomando el aspecto publicitario y para invitar a la lectura de este libro revelador, nos remitiremos a la primera campaña publicitaria de Kotex en Estados Unidos, en 1921. "La publicidad apeló a una analogía entre las toallas como protectores de la vulnerabilidad de las mujeres que menstrúan y la de los fuertes y patriotas soldados que pelearon en nombre de los Estados Unidos para proteger a la nación. Soldados heridos y un territorio feminizado por la vulnerabilidad en la que colocaba al país tras haber entrado en la guerra, fueron las metáforas usadas para referirse a los cuerpos menstruales sin nombrarlos explícitamente" (2017: 122).
Tarzibachi ofrece un análisis riguroso, donde se plasma la famosa frase "lo personal es político". La menstruación mueve un negocio inconmensurable y es necesario reflexionar y aplicar políticas equitativas, ya que los productos de gestión menstrual están presentes en nuestras vidas y han marcado nuestra historia, ésa que no se cuenta, ésa que se oculta. Ya es hora de "sacar los trapitos al sol".