Por Luis Fermosel - lfermosel@losandes.com.ar
Fue el tema central de la reunión de entidades en la Bodega Centenario y también en el encuentro que mantuvieron los dirigentes con el gobernador de la Provincia. El problema pasa por establecer cómo “sacar” del mercado los 200 millones de litros que estarían generando el actual sobrestock y hasta hay cierta preocupación porque algunos interpretan -con cierta dosis de razón- de que hay quienes plantean que quede uva en las cepas.
Haciendo un poco de historia, cabría recordar que todo comenzó con el anuncio que el Gobierno hizo a fines de diciembre, cuando, entre otros aspectos, planteaba un bloqueo de parte del vino a elaborar en la presente cosecha y demorar la fecha de liberación de los vinos, entre otros aspectos. A excepción del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, el resto de las entidades rechazó las medidas y planteó al Ejecutivo un pedido de cuatro puntos: sacar del mercado 200 millones de litros de vino, derivar el 35 por ciento de la uva a mosto, apoyo a la ley para edulcorar bebidas gaseosas con jugos naturales (que beneficiaría al mosto) y préstamos para cosecha y acarreo. El Gobierno decidió entonces dejar de lado el primer anuncio y responder favorablemente al pedido de las entidades. Es más, ya envió a la Legislatura un proyecto para permitir derivar el 35% a mosto, más allá del enojo de los sanjuaninos en razón de que aseguran no haber sido consultados
Pero el inconveniente se centra en esos 200 millones de litros de vino que, de acuerdo con las entidades, son los que no permiten que los precios que se pagan a los productores puedan aumentar. Y aquí viene parte de la discusión, porque desde el Ejecutivo se señala que por más que se saquen los litros, el rebote en los precios no será inmediato. “Para que los tiempos se acorten como piden algunos dirigentes, es necesario que los que aumenten los precios sean los supermercados, porque en el mercado interno todo se mueve de acuerdo con lo que establecen los mayoristas”, dijo una fuente consultada.
Según se supo, entre los asistentes a la reunión de la bodega Centenario existían distintas posiciones. Bodegas de Argentina, por ejemplo, no está de acuerdo con los planteos duros, mientras hay otros que intentan morigerar la situación, colocándose en un término medio. Los más duros son Acovi (cooperativas), que lidera Eduardo Sancho; la Asociación de Viñateros, que se alinea con Sancho; la Asociación de Productores en Acción, que encabeza José María Llaver y una entidad del Valle de Uco liderada por Mario Leiva. Estos dos últimos dirigentes son históricos reclamantes durante la época de la vendimia, pero lo que a muchos les sorprende es la actitud de Sancho. El propio dirigente salió a aclarar durante la reunión que no participará de la actividad política (se lo llegó a mencionar en una fórmula con el cardiocirujano Claudio Burgos, por el massismo), lo que llevó a algunos funcionarios a señalar que “no creemos que esté haciendo política, el problema (de Sancho) es que debe responder a los más de 5 mil socios que tiene Fecovita”.
Ese sector ha planteado que el Gobierno le pague la uva al productor y que este decida qué hacer con ella, siempre y cuando la derive a productos no vínicos. “Eso y decir que la uva quede en las cepas o que entierren la producción es lo mismo. Ellos (los dirigentes) dicen que los productores igual van a dejar la uva en las cepas, especialmente aquellos de bajos recursos, pero no podemos pagarles para que la deje”, dijo la fuente oficial consultada, quien señaló además que el Gobernador no está dispuesto a pagar un costo político de ese nivel “porque sería quedar en la historia como sucedió con los gobiernos conservadores en la década de 1930-1940 en que decidieron destruir 4 millones de quintales y derramar 4,3 millones de hectolitros de vino en las acequias. Por eso mismo también Gioja salió a anticipar que no quedará un solo grano de uva en las cepas…”, se indicó.
De allí que el Ejecutivo haya planteado otra alternativa. Daniel González, uno de los hombres que está trabajando en el tema por el oficialismo, indicó que “hicimos una convocatoria aportando un peso por cada vino exportado y hemos logrado juntar 35 millones de litros. Pero lo que nos han dicho los exportadores es que los vinos que tienen muchas posibilidades de salir son los vinos 2015 que son los buscados por los compradores para refrescar sus propios caldos. Eso nos han dicho los propios exportadores luego de la visita que realizaron a Rusia y los contactos que tenían con Estados Unidos, un mercado que se diluyó sólo el año pasado pero que se puede recuperar”, dijo.
Señaló que, en ese esquema, se podría establecer para el blanco escurrido un operativo similar al del mosto, es decir pagar 1,60 pesos el kilo de uva, de los cuales 85 centavos serían abonados por los mosteros o los bodegueros y 75 centavos por parte del Gobierno. “El productor -señaló- recibiría 45 centavos en la mano para poder hacer frente a la cosecha y acarreo y el resto cobrarlo en cuatro cuotas mensuales, pagados tanto por la bodega como por el Gobierno. De ese modo, el productor vendería su uva y el Gobierno no tendría un solo litro en stock y el vino quedaría bloqueado hasta que sea exportado porque ese será su único destino. Se mantendría también el peso que el Gobierno ha dispuesto por cada litro de vino exportado”, expresó.
González señaló entonces que “este problema de sobrestock que parece coyuntural, es el resultado de una realidad incontrastable, porque se producen 2.000 millones de litros. Mil millones se los lleva el mercado interno; la exportación saca 200 millones de litros de varietales y 100 millones de genéricos y granel, mientras el mosto se lleva 500 millones. Quedan y quedarán 200 millones que son los que generan el problema”.
De todos modos, cabría señalar que más allá de lo que señala el funcionario, las exportaciones de vinos, especialmente de los varietales, han sufrido un retroceso como consecuencia de erróneas políticas nacionales que los han hecho menos competitivos. Porque si en estos últimos cuatro años se hubiera seguido creciendo a razón de dos dígitos anuales como venía sucediendo antes del cepo al dólar, los números se podrían haber modificado, favorablemente para el vino y reduciendo también los stocks. Ese aspecto puede ser, sin dudas, la base de los planteos que la Coviar podría realizar ante las autoridades nacionales, durante el desayuno vendimial.
González dejó también otros números que habría que también tener en cuenta. Señaló que el mercado de bebidas en la Argentina es de 12 mil millones de litros al año. El vino vende mil millones (menos del 10 por ciento), las cervezas 2.000 millones de litros y el resto corresponde a gaseosas, jugos, amargos, agua mineral, etc. “Tendríamos que hacer nuevo PEVI para establecer cómo podemos crecer en ese mercado interno”, concluyó.