Desde la mirada de la psicopedagoga Mónica Coronado, esta vuelta a las páginas de los más chicos implica una mirada que los potencia en sus habilidades e inquietudes. Su análisis del tema:
-¿Qué opinión te merece esta vuelta de los chicos a los libros?
-Los libros en formato papel siguen siendo para los chicos una invitación a imaginar, a crear y a compartir. El universo de la lectura se abre a los niños a través de la familia, con padres que la estimulan y escuelas que eligen contenidos y formatos adecuados para cada edad. Sobre todo en estas épocas en que se cautiva a los nuevos lectores con propuestas que saben interpretar, y siguen sus intereses.
-¿Qué causas existen para esta vuelta a relatos, cuentos e historietas?
-La creatividad de sus autores que se conectan intergeneracionalmente con ellos y les proponen participar de aventuras que les resultan por una parte familiares (temas cercanos a sus intereses y vivencias) y también un poco transgresoras; que despiertan en ellos la imaginación, la capacidad de tener una mirada creativa sobre el mundo. En los más pequeños, los seducen los dibujos muy originales que acompañan el texto y lo enriquece. Con los más grandes, sucede que las historias planteadas responden a sus inquietudes, y no intentan “moralizar” o convencer, sino invitar a pensar y crear.
-¿Qué le ofrece el libro al chico que no le brinda una tablet, por ejemplo, y con qué tipo de historias y personajes suelen engancharse?
-Los que ofrecen los libros se vincula con la posibilidad de manipularlos como objeto, de ir y volver sobre el texto. Eso es inigualable. Por otro lado, en cuanto a lecturas, les gustan los libros de aventuras, con temas no tradicionales, que tienen protagonistas que no son precisamente “ejemplares”, y que tratan temas que los divierten, además de plantearles preguntas, y misterios para resolver. Además que juegan con sus temores y preocupaciones.
-El mundo de las historietas como "Mayor y menor" tiene muchos adeptos. ¿Cuál pensás que es su secreto?
-Que su autor habla en un lenguaje conocido, que explora el humor, que los respeta como personas inteligentes y capaces, los reconoce como generación, y además les proporciona imágenes en las que se pueden reconocer.
-¿Cómo crees que lo viven los padres, y cómo pueden hacer para incentivar a los chicos a esta nueva ola de lectura por la que se apuesta?
-Muchos padres que son lectores estimulan con el ejemplo; los que no lo son, aportando ese elemento a la vida de sus hijos: incentivando la lectura, eligiendo adecuadamente los libros para ellos, visitando bibliotecas, ayudando a que pidan libros en sus bibliotecas escolares...
En todos los casos, se trata de valorar los libros, cuidarlos, considerarlos un objeto de deseo, más que de consumo. Darles un espacio y un tiempo; compartirlos con ellos, seguir a determinados autores o temas, visitar cada tanto una biblioteca o una librería, consultar a los/as bibliotecarios/as sobre lo que piden y aprecian los niños y niñas.
Hay muchos libros para chicos, que son muy vistosos, pero pobres en cuanto a contenidos e historias. Hay que saber elegir, muchas veces pidiendo asesoramiento. Muchos chicos leen libros a partir de un videojuego o una película que les ha gustado. Hay que reconocer sus intereses, qué temas les gustan o les llaman la atención.
- Libros y tecnología, ¿pueden convivir para potenciar el aprendizaje en el chico?
-Conviven perfectamente aportando cada uno de ellos una experiencia singular. La tecnología les permite leer también en formatos digitales, con las limitaciones que tiene este medio para los niños que a veces no leen página por página, sino van y vuelven por el texto.
Las tablets pueden tener algunos juegos o aplicaciones interesantes, pero no alcanzan a atrapar aún a los niños, que las piden más por presión del consumo que por el uso útil que luego les dan.
