Escuelas de verano para adultos mayores, donde compartir más que actividad física

Es un lugar de encuentro en el que surgen amistades entre mates y asados, juegos y pileta

Escuelas de verano para adultos mayores, donde compartir más que actividad física
Escuelas de verano para adultos mayores, donde compartir más que actividad física

Es una cuestión de actitud, frase tantas veces dicha y no por eso menos cierta. Si hay quienes saben de eso son los adultos mayores jubilados que asisten a escuelas de verano, una tendencia que se instaló hace algunos años y gana cada vez más adeptos. Esto gracias a que los avanaces científicos han logrado mejor calidad de vida para ellos.

En una tarde con sol tibio y la temperatura ideal, ayer un numeroso grupo bailaba en la pileta del Camping de la Fuerza Aérea, de Las Heras. Los "profes" hacían una coreo que seguían con entusiasmo desde el agua que los acompañaba con el ritmo. Dorita Ripodas (68), más cerca del borde, le tiraba cada tanto agua en el piso a una de las profesoras para que no se quemara los pies. Un rato antes había estado mateando con Toya Fernández (76) en el quincho. Son dos de las habitué del lugar. "Venimos temprano y nos quedamos fuera de hora, hasta la noche, después Silvia, la coordinadora, nos lleva a la casa", contó divertida.

La pileta es lo que más les gusta, aunque la mayoría llegó por sus propios medios, algunos se acercaron con un bastón o andador, compañeros fieles en esto de andar caminando.

Mientras esperaban la clase dentro de la pileta, había charlas, risas, chistes y alguna pelota de colores que rebotaba mareada de un lado a otro. Esta escuela es organizada por la municipalidad de Las Heras, lo mismo que hacen otras comunas. Hay 450 inscriptos, aunque no todos van todos los días. 


    José Gutiérrez / Los Andes
José Gutiérrez / Los Andes

Punto de encuentro

Van por la tarde, desde las 16 y el horario es hasta las 20 pero no son pocas las veces que pasan "de largo".

"Los jueves hacen asado, algunas de las mujeres cocinan empanadas y se quedan como hasta la una de la mañana", contó Mauricio Ginestar, director de Deportes del municipio.

Otras veces hacen pizzas o licuados y cuando hay baile a veces también aparecen los disfraces. "Es bueno para la salud mental, más que física, algunos están esperando que los vayan a visitar y esto influye positivamente en su parte anímica", subrayó. Es que se trata de un espacio para encontrarse, hay charlas sobre temas comunes, un entorno verde y cómodo, con juegos y contención. 

Toya contó que hace unas 10 temporadas que va. “Hablo de todo, pero nada de enfermedades, hago las tareas de la casa y a las 14.30 ya me preparo para venir todos los días”, relata mientras se toma un mate con labios pintados de rosa.


Alumnas y alumnos siguen atentamente las indicaciones de las “profes” en el camping de la Fuerza Aérea. | José Gutiérrez / Los Andes
Alumnas y alumnos siguen atentamente las indicaciones de las “profes” en el camping de la Fuerza Aérea. | José Gutiérrez / Los Andes

Dorita está todo el día sola en la casa así que encontró un espacio que le ofrece muchas cosas. “Le tenía miedo al agua, pero lo superé y ahora al menos me meto a la pileta”, destaca orgullosa. Pero además como antes de jubilarse era gestora, ayuda a quienes tienen que hacer un trámite y no saben cómo y eso asegura que le gusta mucho.

“Además tuvimos Reyes como si fuésemos niños, con confites, pan dulce y sidra”, destacó. Alguien confesó que ese día pusieron a enfriar la bebida y la tomaron al atardecer para coronar la jornada.

Para Nelly Vega (84), la reunión "sirve para cerrar espacios  libres en la casa y te ayuda a olvidar las penas que uno tiene, es bueno tener algo que hacer". Juega al tejo, algo que después de la pileta la mayoría está esperando. Y ya ganó dos medallas de segundo puesto en un torneo provincial.  "Año a año vamos sumando amigos  y el primer día del año siguiente está lleno de abrazos".

Son varios los que continúan reuniéndose durante el año para jugarlo. Alberto Ginestar (91) es uno de ellos y no se lo pierde.  "A veces se arman comilonas, un asadito, choriceada o festejo de cumpleaños", destacó.


    José Gutiérrez / Los Andes
José Gutiérrez / Los Andes

Ángela Marini (69) va con su hija, Alejandra Hess (28) quien tiene una discapacidad. Aquí cada una encuentra algo más para hacer. "A mi me gusta yoga y zumba y a ella le fascina la pileta y las artes plásticas", señala, en referencia a algunas de las actividades que realizan.

Silvia Bordaro es la coordinadora de la escuela desde hace 34 años. Dijo que es común que compartan sus situaciones personales y se trata de contenerlos. Pero además realizan actividades adaptadas a sus capacidades ya que muchos van con dolencias.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA