La escuela 4-240 Silvia Martínez de Ruiz se encuentra sobre ruta 31, en lo que se identifica como una zona estrictamente rural en el distrito maipucino de Fray Luis Beltrán. Casi está enclavada en el límite con el departamento de Lavalle y está a 50 kilómetros de la Ciudad de Mendoza. "Parece cerca, pero no lo es, sobre todo para gente que tiene que caminar más de un kilómetro para tomar un micro", acota el director del establecimiento, Sergio Podestá.
Tanto la escuela secundaria como los 22 alumnos que están en cuarto año se han convertido en noticia durante los últimos días. Es que son los representantes mendocinos en el Premio Presidencial de Escuelas Solidarias, que se entrega hoy en Buenos Aires entre las 11 finalistas de todo el país, y que reconoce a aquellas instituciones que llevan adelante proyectos que apuntan a dejar su huella y a mejorar la comunidad (ver aparte).
"Innovando sabores mejoramos tu salud" es el nombre del programa impulsado por la escuela beltranina, y que comenzó este año. Los jóvenes desarrollaron un minucioso trabajo de investigación y seguimiento con más de 120 niños de dos escuelas primarias de la zona, y detectaron -con preocupación- un serio déficit nutricional entre los chicos (en su mayoría, integrantes de familias de chacareros y trabajadores rurales). Esta situación está dada por la abundancia de comida frita en el menú cotidiano.
Como medida para intentar contrarrestar este panorama, por un lado se dedicaron a preparar barras de cereal para repartir como merienda saludable en esas familias. Pero también idearon y desarrollaron una serie de charlas y talleres de los que participan los adultos de la comunidad; y donde les enseñaron de forma práctica y sencilla a preparar estos productos para incluirlos en su dieta diaria.
"Llevamos a una nutricionista del centro de salud (que queda a dos kilómetros de la escuela) a dar charlas con las madres de la zona, referidas a cómo hacer cereales. Las madres quedaron muy contentas y van aprendiendo a cocinar para cambiar un poco los hábitos. Esa es la idea: impulsar con las charlas y enseñar para que lo hagan en sus casas. Esto que empezamos nosotros hoy como pilares, lo seguirán otros alumnos en el futuro. Y la idea es poder llevarlo a otras escuelas, y a otros lugares", resume Lucas Suárez (19), uno de los alumnos que participa del proyecto y que está en Buenos Aires.
Para las reuniones y talleres, ellos mismos prepararon barras de cereal y las repartieron entre los presentes, con la intención de impulsar su preparación y consumo. "Uno siempre cree que la desnutrición está en África, o muy lejos. Pero me chocó bastante ver que está tan cerca, ver a chicos con este problema", se sincera el joven, quien destaca el gran trabajo que han hecho en equipo.
"Trabajamos con docentes y padres en proyectos que ayuden a la comunidad. El sistema educativo tiene que ser un servicio destinado a mejorar la comunidad. Si a la educación la tomamos para repetir contenidos y nada más, estamos fracasando. Pero si se transforma en acción, actúa como una palanca que puede mover", reflexiona a su turno el director del establecimiento. Junto a Podestá, coordinan el proyecto también las profesoras Mariela Vera y Romina Escobar.
Preocupados y ocupados
A principios de año, los 22 estudiantes de cuarto año de la 4-240 comenzaron con la primera parte de su proyecto, abocada exclusivamente a la investigación.
"Salimos a medir y pesar a todos los niños que van a las dos escuelas primaria de la zona, desde los chicos de sala de 4 hasta los de séptimo grado. Articulamos con la profe de TIC y, usando la computadora, medimos el Índice de Masa Corporal (IMC) de más de 120 chicos e hicimos los gráficos", agrega Lucas a Los Andes.
Los resultados les llamaron la atención: en los dos establecimientos había un alto índice de desnutrición. "No quisimos hacer la vista ciega ante la situación, por lo que hicimos además encuestas a los chicos. Y nos encontramos con que muchos preferían comer cosas fritas, rápidas y no muy elaboradas. Principalmente, porque en la zona hay un sólo colectivo y el primero pasa a las 7:30. Entonces, como tienen que caminar hasta una hora y media, los chicos se levantan temprano y comen algo rápido para no perder el colectivo", continúa el mayor de los estudiantes que ha viajado a Buenos Aires. A él lo acompañaron también sus compañeras Yanela Suárez , Deolinda Avendaño y Vanesa Alla; todos alumnos de cuarto de la escuela que tiene modalidad de bachillerato en Ciencias Naturales.
"En la comunidad donde está la escuela hay muchas familias que se dedican al trabajo en las chacras, a actividades rurales. Y detectamos que en la mayoría de los niños había problemas de nutrición; tanto por los diferentes hábitos alimenticios y por la falta de acceso. Entonces no tienen una buena distribución de proteínas", acota por su parte el director.
En total, son más de 500 las familias que habitan en la zona. Y son todas ellas quienes, a la larga, se verán alcanzadas y beneficiadas por el programa "Innovando en sabores''.
Saludable
En conjunto con el centro de Salud de la zona, la unión vecinal y la Municipalidad de Maipú, los jóvenes emprendedores diagramaron los pasos a seguir en el proyecto.Por un lado, prepararon las barras de cereal utilizando productos de fácil acceso (como galletitas nutritivas) para instalar la idea de una merienda saludable. Y también comenzaron con los talleres, haciendo correr la voz y la invitación entre padres, madres y otros docentes de la comunidad.
Allí también enseñan a preparar las barras y otras alternativas saludables. "Produjimos barras de cereal para dar en la charla de la nutricionista, y con recursos que salieron de nuestros bolsillos. Pero la idea es que todo sea un impulso para que a esto puedan hacerlo también en las casas", cierra Lucas.
