"Es como estar secos en el país del agua", así resume una docente la problemática que viven hoy en Cápiz, San Carlos. A pocos metros, abundan las surgentes y varias empresas de agua mineral están apostadas a lo largo del camino; pero los niños y jóvenes del distrito llevan más de una semana sin poder recibir clases con normalidad por no tener agua.
A esta escuelita rural asisten diariamente 100 alumnos de la primaria 1-350 Dagoberto Vega y 126 chicos de la secundaria 4-193 María Luisa Páscolo de Bandiera. Aunque no son los únicos afectados. Sucede que el centro de salud del paraje sancarlino y el salón comunitario, donde funciona el SEOS (jardín maternal) 805 Duendes de Cápiz, comparten la carencia porque se valen de la misma perforación para obtener el agua potable que utilizan.
Todos coinciden en que el problema no es de ahora y que reaparece cada año con los primeros calores de setiembre. Sin embargo, se agudizó en las últimas semanas y los profesores temen no poder llegar a dictar los contenidos básicos del trimestre. Por eso, ayer el plantel completo de profesores del secundario decidió denunciar públicamente la situación, a fin de pedir a las autoridades responsables que apuren las soluciones prometidas.
Acompañados en el reclamo por los papás, explicaron que por estos días el cursado se ha reducido a dos o tres horas cátedra -de las seis reglamentarias-, ya que es el tiempo que les dura el agua que les proveen el municipio de San Carlos y Vialidad a través de camiones cisterna.
"Sólo nos alcanza para usar los baños, pues para la merienda tenemos los bidones de agua mineral que dona la Distribuidora del Sol", apuntaron los docentes, que prefirieron una queja grupal y no identificarse.
"Tenemos que salir a las 6 de la mañana y venir desde lejos sólo por unas horas. Alcanzamos a tener unas materias nomás", se quejaron las alumnas Mirta Padilla, que viaja desde La Consulta, y María Sánchez, que llega desde el centro de Tunuyán. Sucede que dada su ubicación geográfica, este establecimiento recibe a alumnos de distintos sectores del Valle de Uco.
"Nosotros estamos cumpliendo con la jornada laboral sin tener alumnos, pero hay colegas que necesitan -por problemas de salud- sí o sí usar los sanitarios", expuso una profesora y agregó: "Queremos una solución definitiva, no más prórrogas".
La primaria cuenta con comedor escolar y sólo puede brindar el servicio cuando se asegura la dotación de agua potable. "Tenemos un sistema de trafics que pasan a buscar a los alumnos, los conductores son los que les avisan a los papás cuándo hay o no clases", comentó la directora de la primaria, Nancy Ochoa.
El problema es bastante delicado y abarca a toda la zona. Sucede que las napas subterráneas han disminuido su nivel de agua y "ya no hay bomba que aguante". La comunidad viene sufriendo las consecuencias de este retroceso del acuífero hace años, pero se agravó en el último tiempo con el crecimiento poblacional que marca el distrito.
El año pasado, la bomba del pozo que sirve a la escuela se rompió y la reemplazaron por nuevos mecanismos, pero que no dieron el resultado esperado. "Infraestructura escolar vino ayer (por el jueves) y se llevó la bomba. Prometieron traerla el lunes reparada. Esperemos que resulte. Aquí hay que hacer un estudio serio para ver cuál es el problema y cómo se resuelve", opinó un docente.
Cristina Miranda, la delegada administrativa de la Dirección General de Escuelas en el Valle de Uco, reconoció que "el tema es complejo" y dijo que están utilizando los recursos disponibles para "resolver medianamente la situación de cara a terminar el ciclo lectivo". "Nos hemos ocupado. Esta semana terminamos el arreglo de los baños y ahora estamos viendo el tema de la bomba", acotó.
Comunidad afectada
Clara Gallardo es la directora del jardín maternal (SEOS) que atiende a la primera infancia del paraje sancarlino. La mujer contó que llevan dos semanas sin poder funcionar, con lo cual los 52 niños que asisten regularmente se han quedado sin el servicio.
En el Centro de Salud viven algo similar. "Para reemplazar el agua, ocupamos mucho alcohol", explicó el doctor Alejandro Morillas para graficar la manera en que atienden a los cerca de 70 pacientes que pasan semanalmente por el establecimiento sanitario.
La vecina Esther Gómez contó que la perforación actual se realizó por un convenio del '95 entre distintos organismos del Estado para dotar de agua al colegio, pero pronto comenzó a utilizarse el mismo pozo para otras instituciones de la comunidad. "Antes existía una red de agua pero fue inhabilitada", comentó.
El médico, y también concejal, Morillas adelantó ayer ante el grupo de docentes y padres reunidos que el municipio ha prometido colocar una electrobomba, que es mucho más costosa pero que asegura el consumo de agua potable para toda la comunidad. Según anunció, la obra será realizada por la comuna pero a través del reembolso, a fin de que los vecinos costeen en el tiempo la solución.