Escuela para “grandes”: en el Hogar Santa Marta hacen la primaria

Se reúnen para lograr lo que la vida les negó: leer y sacar cuentas. Hay un aula en ese espacio para adultos mayores.

Escuela para “grandes”: en el Hogar Santa Marta hacen la primaria
Escuela para “grandes”: en el Hogar Santa Marta hacen la primaria

"Yo no he ido a la escuela porque mi madre ha sido muy pobre, pero es lindo saber leer y escribir", cuenta Rosana Fuentes (70) que está dando sus primeros trazos en el universo de las letras.  "Lo que más me gustaría es poder escribir mi nombre, porque siempre pongo RF pero tengo que aprender a ponerlo enterito", continúa, sentada en una silla junto una amplia mesa de la biblioteca del Hogar Santa Marta, el histórico alojamiento para adultos mayores que el gobierno provincial tiene frente al parque San Martín. 

En ese espacio es donde ya se han dictado 4 clases para los residentes, todos mayores de 60 años. Es el aula satélite N°3 “General San Martín”, dependiente del CEBJA 3-00 y que fue creada recientemente.


    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

Rosana es serena, de contextura pequeña, transmite ternura y ahora, entusiasmo. Dijo que le interesan más las letras que los números y que por ahora escriben en una hojita que les da la profesora.

Cuando su mamá murió ella quedó en una casa cama adentro haciendo servicio doméstico. Dice que pudo seguir sin saber leer porque con quienes estuvo le anotaban lo que debía comprar en un papel. No manejó dinero propio. No se casó ni tuvo hijos y cuando fue mayor, esa familia la llevó al hogar.

La mayoría de las 88 personas que viven allí no hizo más allá de tercer grado. Pero para muchos "nunca es tarde" y se apuntaron para terminar la primaria. Van a clase dos veces por semana.


    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

Aunque aseguran que de un modo u otro se las arreglaron para transitar la vida con poca o nada alfabetización, también tienen ganas de darle una revancha a las letras y a los números.


    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

Juan Lemunao (75): "Estudié poco, escribo con errores, mal y a uno se le olvidan las cosas". Reconoce que la vida ha cambiado y que tienen que adaptarse. "Me gustaría aprender las cuentas", destaca.

Un poco más allá Francisca Gómez asiente y coincide. "Antes era diferente, yo hice siempre servicio doméstico y no pasaba nada, igual se podía trabajar, pero ahora es imposible si uno no tiene al menos primaria". La mujer con los labios pintados de rojo carga un bolso que delata su actual pasión.

Incentivo

Muchos están en buenas condiciones de salud, otros no tanto y necesitan ayuda, pero prácticamente todos tienen cuadros depresivos. Algunos días les cuesta hacer cosas y hay que empujarlos. "Acá la gente tienen historias muy tristes y por eso les decimos que esto es un volver a empezar", señaló Juan Manuel Muratti, a cargo del Área Recreativa.


    Gustavo Rogé / Los Andes
Gustavo Rogé / Los Andes

Por eso, esto de la escuela es una iniciativa que las aporta mucho más que una herramienta. 

"Esto es terapéutico, cultural, social, abarca muchos aspectos que a esta población le viene fantástico", comentó Belén Ferracutti, la docente a cargo del aula, quien es maestra de escuela primaria y profesora de Literatura en el secundario. 

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