Concentrados, pero fascinados. Así permanecieron por más de dos horas los chicos de 6° A de la escuela 1-109 Juan Martínez de Rosas que tuvieron el honor de inaugurar las instalaciones del laboratorio de la institución.
En pequeños grupos alrededor de las flamantes mesas estrenaron tubos de ensayos, rótulos y demás implementos para medir el pH de diferentes sustancias como agua, vinagre, leche y bebidas cola.
Charlaron, experimentaron, sacaron sus conclusiones y las registraron prolijamente en fichas. Orgullosos, porque es la primera vez en la historia de esta centenaria escuela (creada el 1 de enero de 1914) que cuenta con un espacio especialmente preparado como laboratorio.
Toda la comunidad educativa celebra este logro porque gracias al esfuerzo y gestiones de la Cooperadora Escolar y de las autoridades que asumieron el año pasado es que se consiguió refuncionalizar dos aulas que quedaron inhabilitadas tras el terremoto de 2006.
Después de casi siete años sin uso, se recuperaron la escalera de emergencia, la biblioteca, la sala de informática, el salón de música, el aula de plástica y, ahora, el laboratorio.
Con el equipamiento que llegó a la escuela en la década del '90 y que permaneció archivado hasta esta semana, se ha puesto en marcha el proyecto que pretende que las 28 divisiones (de 1° a 7° en dos turnos) tengan una hora semanal de laboratorio.
"Es necesario que los chicos (son 870) tengan estos espacios de aprendizaje, donde se utilizan diferentes estrategias de enseñanza con otra metodología más entretenida y participativa", dijo la directora Miriam González, quien recibió la promesa del ingeniero Proverbio de la DGE que a la brevedad el aula tendrá la conexión de agua necesaria.