Escuela de verano: ¿obligación o recreo?

Promedia diciembre y con el receso escolar llega también la decisión de enviar a los chicos a estos sitios orientados al deporte y la socialización. Sin embargo hay que saber cuándo es positivo inscribirlos y cuándo no. La palabra profesional en esta not

Escuela de verano: ¿obligación o recreo?

Ellos van y vienen por el living comedor desplegando toda la energía contenida, y la alegría de haber entrado en vacaciones.

Desde los más chiquitines, (fuera de su salita escolar) hasta los niños más grandes, que con su tiempo libre en mano se preguntan qué hacer.

Es ahí que sus padres deciden (al menos muchos) inscribirlos en las escuelas de verano, para que el deporte y las actividades físicas los formen y ayuden en el manejo de la energía.

Sin embargo, y a pesar de que muchos niños esperan este momento especial, otros tantos no quieren saber nada, y se estresan de sólo pensar en volver a levantarse temprano para emprender esa actividad.

¿Qué aspectos analizar en este sentido a la hora de inscribirlos (o no) en las escuelas veraniegas?

Según fundamenta la psicopedagoga Mónica Coronado "Hay muchos chicos que necesitan y demanda la escuela de verano. Esa necesidad nace de toda la energía que tienen acumulada, o por el sedentarismo a que están sometidos en sus rutinas diarias.

Por otro lado, la demanda surge de querer ver a sus amigos o hacer nuevos, realizar actividades que les encantan y hasta aprender cosas nuevas como la natación: algo que un niño debe aprender sí o sí. A nivel de socialización es muy positivo porque juegan, están al aire libre o hasta hacen picnics en el exterior... Algo que no es una posibilidad frecuente en casa, por un tema de inseguridad generalizada”.

-¿Qué pasa cuando no quieren?

- Así como hay niños a los que les encantan las escuelas de verano, existen muchos otros para los que asistir a ellas es tedioso. Mi hijo, por ejemplo, a los 11 años me dijo en un momento: “mamá no quiero ir más”.

Le costaba mucho levantarse temprano, se aburría y ya no tenía el interés puesto en algo que antes lo hacía feliz. A partir de ese momento, uno debe respetar su opinión; ya que la idea es que vayan a un lugar que los haga felices.

- ¿Lo ideal es consultarles siempre?

- Cuando son muy chiquitos lo aceptan como parte del juego. No se encuentra resistencia en los pequeños porque disfrutan mucho de la escuela de verano, ya que se encuentran con otros niños, tienen actividades, socializan y todo lo que hacen está pensado desde lo lúdico... Por lo general les gusta mucho.

El tema pasa cuando crecen, ya que un lugar que amaban puede dejar de gustarles, o resultarles tedioso por la nueva etapa en que transitan. Hay que respetar su opinión, más si está basada en algo que les produce angustia o incomodidad manifiesta. Si bien en la pre pubertad les hace muy bien la actividad física, hay que ver el motivo por el cuál no desean ir. Hay que escuchar a los hijos.

-¿Considerás que las escuelas de verano potencian al chico y sus cualidades, o como en todo, hay que saber elegirlas?

- Hay de todo. Hay excelentes escuelas, con años de trayectoria y profesionales de gran experiencia, y gente muy sólida a la hora de dirigirlas. Son instituciones que proponen actividades diferentes de año a año; ya que un chico que va por cuarto año a la misma escuela de verano quiere, entendiblemente, nuevos desafíos por emprender, y actividades enriquecedoras por conocer.

En ese sentido hay escuelas de verano que tienen estas propuestas, y plantean un esquema de actividades donde no es todo lo mismo, para todas las edades. Por ejemplo tienen campamentos, fiestas de disfraces y actividades lúdicas además de deportivas, ya que lo que necesitan los chicos es jugar, de lo contrario se torna en un formato escolar casi académico, y eso es tedioso.

Mientras menos escolarizada sea la institución elegida, mejor.

- ¿Cómo seleccionarla entonces?

- El primer tema que les surge a los padres son los costos de estas escuelas de verano. Algunas son sumamente caras, y no por eso las mejores. Sugiero a los papás que se fijen en aquellas que pertenecen a sindicatos o a la Universidad, que son muy buenas; por ejemplo la de Empleados de Comercio, por nombrar una.

Los papás tienen que fijarse en los años de trayectoria del lugar. Es importante también a la hora de elegirlas, que lleven años funcionando como un buen background informativo, así como también es fundamental la recomendación de otros padres que puedan contarles a los nuevos, su experiencia con el lugar. Es decir, el boca a boca de primera mano.

Además, cuando se los va a inscribir en estos clubes o escuelas, es importante fijarse bien qué piden, cuáles son las reglas, qué explicación e información brindan sobre las personas a cargo de la escuela de verano, y su ingerencia. Una cosa es que los chicos estén a cargo de profesores de educación física, o estudiantes avanzados, y otra muy diferente que estén al mando de personas sin formación alguna.

Sabiendo esto, se les debe consultar además a cargo de quiénes estarían los chicos, cómo trabajan con ellos, cómo tienen sectorizado el sitio según edades y actividades, así como también (y esto es vital) qué medidas de seguridad tienen si al chico le pasa algo. Incluso qué sucede y qué alternativas brindan cuando hay días de lluvia o mal tiempo.

Hay que preguntar todo. Si la escuela de verano responde cada una de estas, y más inquietudes, con apertura y sin problemas es un dato más que positivo para tener en cuenta.

- ¿Qué otro aspecto es fundamental y no se puede pasar por alto?

- El más importante (junto con la seguridad y el auxilio médico con el que se cuente en el lugar) es el cuidado de la intimidad del niño. Esto implica que la escuela de verano debe contar con profesionales de ambos sexos para que, a la hora de que los chicos pequeños vayan al vestidor a cambiarse de ropa, o al baño, puedan ser acompañados y vigilados, en áreas en las que no tenga acceso cualquier adulto.

Los padres deben tener muy claro quién está a cargo de vigilar y controlar esta situación, al igual que el lugar adecuado en donde se puedan cambiar.

Las vacaciones deben ser para eso: para pasarla bien, jugar, socializar, aprender actividades nuevas y útiles y por supuesto descansar. Si eso en la escuela de verano no ocurre para el chico, y lo expresa a sus padres, se tiene que respetar su decisión.

Los pro de estos sitios son muchos, siempre y cuando sea una buena institución que incluya todo lo que hemos venido mencionando, y cuente con el goce del niño o el adolescente a la hora de asistir.

Precios

Promedio de valores en algunas escuelas de verano:

Escuela de Verano del Club YPF (Ingeniero Huergo y Güemes de Godoy Cruz)
Para no socios: $4.500 la temporada (desde el 12 diciembre hasta el 17 de febrero).
Para socios: $4.200.
Medios de pagos: Todos, incluye tarjetas de crédito (en un sólo pago, o en 3 sin interés).
Actividades día y horarios: de lunes a viernes de 9.30 a 13. Incluye una guardia desde las 8.30, hasta las 14 incluida dentro del costo.
Entre las actividades (para chicos de 3 a 5 años) tienen desarrollo motor, psicomotricidad, iniciación deportiva leve, y natación como deporte central.
En todo lo demás, iniciación deportiva, actividades recreativas, rafting, trekking, campamentos y natación como deporte central. También jockey, voley, básquet, fútbol,  atletismo, tenis y gimnasia deportiva.
Transporte: Implica un costo aparte pero hay servicio exclusivo, de puerta a puerta ($1600 por mes, dependiendo la distancia)

Obras sanitarias (Perito Moreno y Madam Curie, Godoy Cruz)
Costo para no socios (dos hermanos) $6.900 (contado) y $7.500 (financiado)
Para socios: $5100 (los dos niños), y $5700 financiado). Con cheque o efectivo.
Horarios: 9.30 a 13, con guardia de profesores desde las 9, hasta las 13.30.
Actividades: Fútbol, voley, handball, básquet, además de actividades de psicomotricidad a través de baile, juegos y recreación, y todos los días una hora de clase de natación.
Las actividades son preparadas por el profesor.
La merienda y transporte  corre por cuenta de los padres.

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