La secundaria 4-208 Francisco Domínguez, de Junín, participa como escuela piloto de una campaña de las Naciones Unidas, con la que se busca que las ciudades trabajen en la reducción de riesgos y en el manejo de las adversidades.
“Aunque es un programa que, en principio, está orientado a las comunas y a sus autoridades, hemos sido invitados como escuela piloto, a participar en esta experiencia, que de a poco se está poniendo en práctica en toda la provincia”, explicó Marcelo Bartolomé, director de la Domínguez.
La campaña “Desarrollando Ciudades Resilientes”, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres es alentada en la provincia por la especialista en Prevención, Planificación y Manejo de Áreas Propensas a Desastres, Gloria Bratschi que visitó Junín para interiorizar sobre la campaña al intendente Mario Abed, y aprovechó la ocasión para invitar al personal de la escuela Domínguez a participar del proyecto.
En psicología, la resiliencia es la capacidad de una persona o de un grupo, de superar o sobreponerse a situaciones adversas; por eso es que la campaña busca el compromiso de las comunas, que son las que mejor conocen el territorio, con la idea de que se capaciten para afrontar mejor un desastre.
“Una ciudad es resiliente cuando adquiere la capacidad de prepararse para enfrentar cualquier evento adverso; del mismo modo, la escuela resiliente incorpora acciones formativas sobre prevención de riesgos, desastres y cambio climático”, explica Bratschi.
“En nuestro caso y teniendo en cuenta que vivimos en una zona productiva, hemos apuntado al problema de la crisis de agua de riego en un contexto de cambio climático que según los científicos, se ha vuelto irreversible”, comentó Bartolomé y explicó que la idea es trabajar el tema en las distintas asignaturas y áreas de la escuela.
-¿Pero cuál sería la diferencia entre esta campaña, y los diversos proyectos sobre el uso del agua que ya se aplican en las escuelas, por ejemplo, a través de Irrigación?
-Somos escuela piloto en Mendoza para implementar esta campaña sobre “colegios y escuelas resilientes al cambio climático” y hay objetivos a largo plazo, que no terminan este año; también hay pensado un intercambio de experiencias con otras escuelas que participen del programa; además, la ONU incentiva con premios el logro de los objetivos planteados.
Si bien la participación de la Domínguez apenas está comenzando y el personal ha tenido solo un encuentro con la promotora Gloria Bratschi, la escuela ya inició algunos proyectos interdisciplinarios para analizar la situación del sistema de riego en la región, su crisis como consecuencia del cambio climático y los modos de optimizar su uso.
“Debatimos sobre el agua de riego en distintas materias, desde Lengua o Geografía hasta Música, donde por ejemplo, estamos armando una cueca que habla sobre este problema”, comentó la profesora Lorena Rojas; además, el proyecto de la Domínguez incluye el desarrollo de un documental, grabado por los alumnos y apoyado en datos, en entrevistas a funcionarios, productores, especialistas y tomeros.
“No es algo que vayamos a terminar este año, pero ya hemos empezado, hay entusiasmo y muchas ideas. Ésta es una escuela que apunta siempre a sostener la autoestima de sus alumnos y participar en distintos proyectos es una manera de hacerlo”, agregó la profesora Celeste Bagorda.
“Hay menos agua y la provincia no sale de una crisis hídrica que todos los años se repite. Cómo lo enfrentamos y cómo nos adaptamos, son situaciones y conductas que tenemos que tener en cuenta. La idea es que desde la escuela, los chicos acompañen el desarrollo de ciudades resilientes, del manejo ante un desastre que en Mendoza no solo tiene que ver con la posibilidad de que ocurra un sismo”, cerró.
