Incluso en la Ciudad de Buenos Aires se asignaron las vacunas a las empresas de medicina prepaga, que obviamente dieron prioridad a sus afiliados. Pero ahora, insólitamente, se pretende vacunar a la totalidad de docentes del país, supongo que también en Mendoza, en sus distintos niveles, en desmedro de quienes verdaderamente afrontan mayor riesgo.
Ocurre que las estadísticas mundiales informan que la tasa de mortalidad para los mayores de 80 años es del 14,8% y de 70 a 79 años del 8%. A su vez, la tasa de mortalidad de 10 a 39 años es de solo 0,2% y de 40 a 49 años 0,4% ¿Qué sentido tiene vacunar a los miles de docentes con prelación a las personas que tienen más de 70 años? ¿No será momento de introducir racionalidad y equidad en la asignación de prioridades, como hacen los países serios?