La inteligencia expansiva fructifica y se multiplica hacia ámbitos de comprensión más dinámicos y humanitarios. Todo lo que no esté en proyección a esta organización colectiva, será objeto de profundos cuestionamientos sociales y detectados como nocivos para el desarrollo sostenible de la naturaleza. Es decir, estamos siendo llamados a salir de nuestro ego para ponernos a trabajar en equipo.
Progresivamente, la inteligencia individual deberá entrar en resonancia al orden universal que se impone en relación directa con las urgencias de supervivencia, y dispone las partes - es decir, cada uno de nosotros- en relación a la armonía del Todo.
Para ello, nos debemos un cambio de perspectiva, movernos alrededor del problema en cuestión, observándolo en sus diversas áreas de resistencia y otras mejores de resolución, como estudian los montañistas sus posibilidades de ascensión.
Uno se pregunta, ¿qué es lo que hace que una persona piense de manera positiva ante una crisis, como oportunidad de cambio?
Insistimos, la transformación se trata de ir más allá de la forma acostumbrada para poner en acción una nueva actitud dinámica, que nos ubique en la totalidad del proceso.
Sin embargo, para poder ver hay que calmarse. Y la serenidad se obtiene de la vitalidad del aire que respiramos. Ya es tiempo de darnos cuenta que estamos repitiendo patrones obsoletos del pasado; pues, la pereza cognitiva hace que nuestros juicios se recuesten en relación a lo aprendido, cuando toda la realidad está cambiando y deberemos desarrollar nuevas formas de adaptación en la captación de nuestro mundo.
Es un trabajo individual proyectado hacia la comunidad. No se necesita ningún instrumento artificial, sino poner en acción nuestra inteligencia, nuestra “mirada interior” que surge del manantial de nuestro corazón.
Liliana Bandini. DNI 10.501.180.