Más de cien años de pésima administración me han llevado a pensar la peregrina idea de ensayar encargándola a un país que, pese a los problemas que debió encarar, haya resultado exitoso en la tarea.
El nuestro, desde hace muchas décadas, está y estuvo marcado por la corrupción y por la incapacidad de abordar sus problemas económicos estructurales. Los que se beneficiaron buscaron mantener su statu quo y así hemos llegado a una situación calamitosa donde la mayoría de los argentinos descree en la política. Prácticamente no hay aspecto de la vida económica y social que no haga agua.
Solo como ejemplo: la salud pública, a cargo del estado y las obras sociales adolecen de grandes deficiencias pese a los frondosos recursos que manejan; otro tanto podemos decir respecto de la educación, en todos sus niveles, cada vez peor; alarma también la creciente pobreza; y las obras públicas, encaradas únicamente con fondos públicos, donde los sobornos están arraigados; la inseguridad reinante en todos los lugares de la Nación, pese a existir una policía federal, gendarmería nacional, prefectura naval, policía aeronáutica, 24 policías de provincias (incluido la CABA) y las de muchos municipios que han asumido facultades de tránsito; el Congreso Nacional y legislaturas provinciales que funcionan a un costo altísimo pero, como patos criollos, etc.
Pensé entonces que podría ser una solución el concursar nuestra administración entre países tales como, verbigracia, los bálticos o Irlanda que han demostrado haber encarado exitosamente y con honradez sus graves problemas y haber conseguido mejores condiciones de vida para sus habitantes.
Ricardo Ruiz Vega. Contador público nacional. DNI 6.906.175