La figura del Papa Benedicto XVI, con motivo de su pascua hacia la Casa del Padre, está siendo resaltada y reconocida, nuevamente, por su profunda sabiduría filosófica y teológica, que supo brindarnos durante toda su vida y de manera particular en los cortos años de su pontificado.
Su legado doctrinal está fuertemente inspirado en la gran Doctor de la Iglesia San Agustín, a quien podemos considerar “el genio del espíritu europeo”, como lo indica Erich Prizywara, por que logró unificar el pensamiento de la Antigüedad y el cristianismo. Dicha genialidad la expresó con su frase: “Creer para entender y entender para creer” (Carta 120).
Benedicto XVI, en una visita al seminario agustiniano, expresaba con admiración: “Me impresionaba, sobre todo, la gran humanidad de San Agustín, que tuvo que luchar espiritualmente para encontrar poco a poco el acceso a la Palabra de Dios, a la vida con Dios, hasta que pronunció el gran ‘sí’ a su iglesia”.
En 1953, ya como sacerdote, Ratzinger elaboró su tesis “Pueblo y Casa de Dios en la doctrina de la Iglesia de San Agustín”, con la que, partiendo de lo que el doctor de la Iglesia escribió en su “Exposición sobre el Salmo 149″, logró la licenciatura en Teología por la Universidad de Múnich.
Su primera Encíclica, Deus cáritas est, escrita poco después de ser elegido Papa, se inspira en el pensamiento agustiniano: “Ama y haz lo que quieras” (Sermón 163B, 3); “Ves la Trinidad si ves el amor” (De Trinitate VIII, 8,12)
En su escudo papal eligió como uno de los símbolos un “caparazón”, que evoca la leyenda del niño que pretendía verter el agua del mar en un agujero cavado en la playa. Agustín, al escuchar la pretensión del niño, se dio cuenta que su esfuerzo por tratar de hacer entrar la infinitud de Dios en la limitada mente humana, era en vano.
Agradezcamos al pontífice Benedicto XVI, como teólogo y pastor, por todas las enseñanzas que nos ha brindado, siguiendo a San Agustín “doctor de la gracia”.
Padre Pablo Hernando Moreno. Orden San Agustín. DNI 92.019.363