Hoy, como ayer, el dolor, la indignación, la impotencia se apoderan de mi alma ciudadana cuando escucho o veo imágenes de un niño de tres años abusado sexualmente por un familiar.
Niño/a ahogado en un canal o en una pileta. Niños/as atropelladas y abandonados en la calle.
Adolescentes prostituidas. Niños/as y Adolescentes trabajando en condiciones insalubres. Niños/as y adolescentes víctimas de las drogas. Infancia desnutrida sin futuro digno. Imágenes que pasan a diario los medios y quizás pasivos espectadores decimos:”¡Qué horror!”
Se habla mucho de derechos humanos pero poco de los “Derechos del niño”.
Es muy grande la cantidad de niños/niñas que ingresan en el Hospital Humberto Notti, maltratados, heridos, abusados.
La violencia social, la inseguridad, la pobreza, la corrupción se apodera de estos escenarios pandémicos.
No alcanza el voluntarismo, ni los decires de autoridades, se debe obrar concretamente ya, de lo contrario el país no tendrá futuro.
Quiero un país donde los niños/as jueguen, estudien, tengan una familia respetable o un lugar del Estado digno que los proteja. Donde los jóvenes se eduquen en valores y comprendan que la calidad del futuro también depende de sus comportamientos y responsabilidad.
Quiero que la sociedad en su conjunto se comprometa activamente.
No estoy pensando en utopías…
*La autora es educadora.
