Así se dice, o decía, en la Ciudad de Buenos Aires. Uno de los tantos chistes que se permitía el habitante de un territorio donde llovían 2.000 mm anuales. Pero, con las sequías de los últimos años Obras Sanitarias de la Nación ya tuvo problemas con las tomas en el Río de la Plata -¡el más ancho del mundo!- por la contaminación de las aguas.
Aquí, en Mendoza, con escasos 200 mm anuales de lluvia. ¿Cuán saludable es la publicitada caminata que incluye pisar caca de perro? ¡Y qué perros!. No la mascotita paseada por la abuela.
Dos y a veces más enormes animales sin bozal y sueltos, con paseadores profesionales, más agresivos que los animales.
Cuando son sus dueños, levantan las heces, aún calientes, en bolsitas que dejan en un vecindario que no es el suyo.
¡Qué asco! Me gustaría ocuparme de otras cosas más gratas, pero se trata de la salud. ¿No tenemos suficiente con el Covid, el dengue, y las malas costumbres ciudadanas, que se permite una situación que empiezo a ver como un abuso?
¡ Y qué decir de la contaminación de los cauces de riego! Buenos Aires riega sus chacras con agua de lluvia. Mendoza, con la cada vez más escasa agua de sus ríos.
¿Hace falta comentar algo más? Estoy harta de retórica, quiero ver trabajo bien hecho.
Rosa T. Guaycochea. Docente universitaria jubilada.
