Cuando una persona vive peleando, y haciendo que otros se peleen, termina disolviendo el núcleo humano. El “núcleo humano” puede ser la familia, los amigos, las instituciones y aún el propio psiquismo.
Las recientes elecciones celebradas en la Universidad Nacional de Cuyo han derivado en una disputa muy destructiva. La política, en nuestra querida Universidad, hasta no hace mucho, ocupó un lugar secundario. Primero, la institución académica y, luego, -y de a ratos- la política. Esta práctica siempre le dio prestigio y cohesión a la UNCuyo.
Seamos universitarios. Amemos a la Universidad. Dejemos nuestros enfrentamientos improductivos de lado. Dejemos a los claustros en paz, para que produzcan lo mejor de la cultura, las ciencias y la técnica, de manera autónoma. No enfermemos la “mente” universitaria. No le quitemos autonomía. Aceptemos el mandato de la comunidad universitaria y volvamos a la esencia académica. Seamos autónomos de los políticos.
La paz, la concordia y la predisposición al entendimiento ayudan a la salud mental. El litigio permanente, el odio y la desconfianza enferman la salud mental.
Benigno Gutiérrez - Médico psiquiatra y médico legista
Norma Magnelli - Doctora en Medicina