La lucha histórica de las mujeres en todo el mundo por la igualdad, la justicia, la dignidad, la tolerancia, la libertad, los derechos y las oportunidades siempre ha sido una lucha incansable a través de obstáculos, y casi siempre cuesta arriba.
Miles de mujeres de diferentes culturas tratan de terminar con esta desigualdad, y por más increíble que parezca, todavía en el siglo XXI no hay igualdad de género. No hay igualdad de acceso a la educación y oportunidades laborales.
Esta lucha basada en principios humanistas ha resultado en una transformación que propicia los derechos de las mujeres, que son reevaluadas en igualdad de condiciones con los hombres, tienen los mismos derechos y obligaciones, reconocen su desarrollo profesional y participan en los espacios exclusivos de los hombres, como negocios y política.
El feminismo ha roto con éxito el consenso general de que las mujeres son clasificadas como sumisas, obedientes, deben soportar las órdenes de sus padres, maridos y violencia física y mental.
Personalmente, me declaro una persona feminista entendiendo un nuevo feminismo que busca que todos aportemos lo propio en la sociedad y que hayan las mismas oportunidades y posibilidades. Ni más para uno, ni más para otro.