Cuidemos nuestra montaña y sus riquezas.
Muchas vidas se perdieron tras los incendios.
Y ni siquiera estoy hablando de bienes materiales y efectos psicológicos, miedos y angustias de la gente que habita en la zona, en la precordillera de Luján de Cuyo.
Estoy hablando de la naturaleza indefensa expuesta a nuestra negligencia. De animales que al transcurrir los días, su cuerpo les hervía por dentro y que a pesar de luchar por su vida, murieron.
De una maravillosa flora que ardió hasta pintar el paisaje con negro mortuorio.
Hoy, transcurrido un tiempo desde ese “día del amigo” la herida en Las Vegas se va sanando, pero hubo otros incendios, gracias a Dios menores, pero no juguemos con fuego...
Si encendemos fuego que sea en lugares permitidos y controlemos que queda absolutamente apagado antes de irnos.
Y nunca si hay viento Zonda.
*La autora es Artista Plástica. Luján de Cuyo.