A principios de septiembre de 1820 al frente de su Ejército que en 24 buques había partido de Valparaíso, San Martín llega a Perú.
Y luego de vencer a los realistas, arriba a Lima, donde el 28 de julio de 1821, desde un balcón de la Plaza de Armas proclama la Independencia de Perú, acto de profundo significado histórico.
Bajo su protectorado se forma el Primer Congreso Constituyente. Mantiene los principios políticos que había seguido en Cuyo y Chile, fomentando la educación y la lectura (creando escuelas y bibliotecas, como la Nacional de Lima, a la que donara parte de sus libros), decretando la libertad de los hijos de esclavos nacidos desde la proclamación de la independencia, entre tantas otras medidas que hacen de su gobierno un ejemplo a seguir.
Misión a la que decide drásticamente poner fin ante la falta de apoyo para concluir la campaña militar. Consideró que lo mejor era dejar todos sus cargos y recomendar a los peruanos solicitar la ayuda de Bolívar y ponerse bajo su mando.
Y así quien subiese al estrado con la bandera roja y blanca en sus manos aquel 28 de julio, declarando la Independencia y fuera proclamado Protector del Perú el 3 de agosto de 1821 asumiendo el supremo mando político y militar del país, se aleja dejando cargos y honores por entender era lo más conveniente para la independencia de Perú.
*La autora es Presidenta Damas Pro Glorias Mendocinas.