Cuando en el Año Mariano me puse a estudiar la historia de las diversas advocaciones marianas a lo largo y ancho de nuestro país, descubrí que una de las primeras era Nuestra Señora de Luján. Y como nací en ese departamento, estudié su origen.
Precisamente la Virgen de Luján fundó la villa del mismo nombre.
¿Cómo fue? Un arriero, que vivía en lo que hoy es Agrelo, se encontraba en Buenos Aires adonde llevaba vino a granel, es decir sin embotellar, enfermó gravemente. Entonces le hizo promesa a Nuestra Señora de Luján de Buenos Aires que si lo curaba, traería a Mendoza su advocación.
Milagrosamente curó. Compró esa estatuita de 60 centímetros y la trajo.
Cuando llegó a la orilla del río de Luján de Cuyo, en Mendoza, porque vivía en Agrelo, en medio del descampado, los animales se frenaron y no quisieron cruzar.
Bajaron los bultos y pasó igual que en Buenos Aires, cuando bajaron la cajita con la imagen, los bueyes arrancaron. La Virgen quería quedarse allí.
Dejaron la imagen en un pequeño cobertizo improvisado.
Y alrededor empezaron a levantar sus ranchos los nuevos pobladores.