Tristemente me veo en la situación de brindar estas palabras que vagamente no hagan mucho, que lamentablemente no reconfortarán, ni ayudarán, pero aquella chispa tenue que carcome el alma, que anestesia ideas, que paraliza el cuerpo, al ver tanta angustia, carencia y necesidad no pase indiferente…
Al cruzar la emblemática plaza San Martin uno pensaría que tal magnificencia no escondería la decrepitud social.
Ante tanto bagaje histórico, impacta en lo más profundo de los sentidos advertir a personas durmiendo en las noches, en sus bancos…
¿Cuáles son sus nombres?
¿Sus familias?
¿Sus historias?
¿Qué los llevó a distanciarse del resto para estar en esa situación?
Tengo la esperanza de que entre todos podamos construir una sociedad donde la calle ya no sea un hogar…