La famosa arenga de Mascherano a Romero previa a los penales de Argentina contra Holanda, en el Mundial de Brasil 2014, encuentro que terminó en una victoria épica que llevó a nuestro país a una nueva final, trajo a mi memoria -en aquel momento- un recuerdo de la infancia. Desde el inicio de la escolaridad, se ha enseñado sobre José de San Martín. Mi admiración hacia su figura era tal que, con tan sólo 12 años, le pregunté a mi maestra -con cierta inocencia- cómo podríamos nosotros replicar las hazañas del Padre de la Patria. No sé si en aquel momento hubo una respuesta.
Así, durante mi niñez y adolescencia, cada 17 de agosto, la pregunta volvía a mi cabeza: ¿Cómo uno podría ser un héroe? Con el tiempo y la madurez advertí que jamás sería San Martín, pero sí, tal vez, podría ser uno de los 5.424 hombres que fueron tan héroes como él, arriesgando sus vidas en los campos de batalla.
Pasaron los años y la respuesta nunca llegó, hasta ahora.
La naturaleza hoy nos ha dado la oportunidad de demostrar que, si hubiéramos nacido hace más de dos siglos, podríamos haber sido San Martín o, al menos, alguno de sus soldados, todos héroes. Podemos discutir sobre medidas económicas, política, salud y mil cuestiones más motivadas por esta terrible pandemia; pero hay un tema que no admite discusión alguna: la educación, por la sola y sencilla razón que sin ella no hay libertad ni futuro posible.
Ya lo decía José de San Martín: “La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos”, de ahí que gobernantes, padres y maestros, tenemos la obligación y el deber -por nuestros hijos y el futuro de nuestro país- de honrar la gesta del Padre de la Patria y, especialmente, la de cada uno de sus anónimos soldados.
Hoy el Covid-19 es el ejército realista, las aulas son el campo de batalla y la educación es la libertad, la misma que movilizó -en aquel momento- a San Martín y que hoy, 200 años después, lo debe hacer con nosotros.
Finalmente, la vida nos ha dado la grandiosa oportunidad de convertirnos en héroes.
No la dejemos pasar. “Si somos libres, todo nos sobra”.