El diálogo es la plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. El mismo se puede dar en un ámbito familiar, televisivo...circunstancial.
Este intercambio oral de opiniones, pensamientos, se caracteriza por un lenguaje coloquial, informal, convencional, expresado en frases cortas, sin complejidad; además requiere que debe ser verosímil, creíble.
Esto que parece tan simple: preguntar primero, la otra parte escuchar (no solo oír), nos permite acercarnos a la realidad del otro, que piensa…que siente, compartir ideas de manera reflexiva.
Para ello, se requiere una disposición y actitud positiva para aprender del otro y viceversa.
Escuchar para aprender.
El medio televisivo pone en evidencia todo lo contrario a lo mencionado: cuando el interlocutor pretende dar su parecer, es interrumpido sistemáticamente en sucesivas intervenciones, quien/es impiden su declaración no aportan nada nuevo, no enriquecen la conversación.
Demás está decir -en el caso de programas con panelistas- las voces altisonantes se superponen, generan bullicio, menoscabando cualquier tema que se trate.
El diálogo es la mejor herramienta para reconstruir relaciones rotas hace mucho tiempo -porque cuando uno escucha- el conflicto cambia; se debe establecer reglas para dialogar en forma respetuosa.
Es una forma de interacción social que nos permite llegar a acuerdos, resolver situaciones enfrentadas, construir entendimientos compartidos.
Esta práctica del debate nos permite ver la mirada del otro desde otro lugar, tratando de empatizar a través de las opiniones.
El diálogo en sí mismo es un rechazo a la agresión; más que un acuerdo...es un acorde. Cambia tu diálogo interno y cambiarás tu mundo.
* Sergio Miguel Rovira. DNI 7.617.096