¿En qué país vivo?

¿En qué país vivo?

Como argentino con 80 años de edad ya cumplidos, me desvelo preguntándome ¿en qué país vivo?

Además de la pandemia del coronavirus que ha afectado al mundo entero, los argentinos estamos nuevamente urgidos por acreedores que nos reclaman entre 300 y 500 mil millones de dólares, por deudas adquiridas en distintas épocas de nuestra vida como país, por gobiernos de diferentes orientaciones políticas y concepciones ideológicas. Las noticias sobre el monto adeudado fluctúan entre ambos terribles montos de dinero.

La pregunta que como muchos argentinos seguramente nos hacemos es ¿en qué se gastó tanto dinero tomado en préstamo?

Entrados ya en la segunda década del siglo XXI, casi el 40% de los argentinos son pobres, o están en caída libre hacia la pobreza. Como se suele decir, tienen hambre de agua, de otros servicios esenciales, de comida, de tierra donde asentarse legalmente, de viviendas dignas, y algunos, de trabajo, ya que la mayoría se ha habituado a recibir dádivas gubernamentales para sobrevivir, pero inmersos en la pobreza.

Y entonces me pregunto: ¿Qué se hizo con el dinero que nos prestaron? ¿En qué obras se invirtió? Como mendocino: ¿ Qué pasó con el ferrocarril que lleva el nombre del Padre de la Patria, es decir, el ferrocarril San Martín?, que unió en los años de mi niñez Buenos Aires con Santiago de chile, y en su paso con nuestras provincias cuyanas? ¿Por qué la ruta siete, llamada “Corredor Internacional” no es en su totalidad Autopista y no contamos con el tan prometido Túnel de Baja Altura, que permita la segura comunicación entre los puertos Argentinos y los chilenos, que nos vinculan con Oriente Y Occidente?

¿Por qué no se cumple con lo establecido en la Ley Nacional de Educación y todas las escuelas primarias del País no funcionan con doble escolaridad, permitiendo a ambos progenitores trabajar para lograr el bienestar familiar necesario acorde a nuestros tiempos, con la tranquilidad de tener a sus hijos contenidos en la escuela?

Estos escasos ejemplos citados nos llevan a preguntarnos: ¿Dónde está invertido el dinero de la brutal deuda externa que nos agobia? ¿En qué bolsillos o cuentas bancarias se encuentra?

Así como existió la CONADEP para investigar las atrocidades cometidas durante la Dictadura, debiera constituirse una CONADEP, para conocer el real uso del dinero que se recibió y no se evidencia en el estado de bienestar de la sociedad argentina; nos hace aparecer a todos como estafadores y estamos permanentemente sufriendo las consecuencias de un “default”

No desconozco que en algo tuvo que ver siempre nuestra equivocada intervención en las “urnas”, provocada por innumerables falsas promesas.

Arq. Ricardo Bekerman

DNI 6.883.904

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