Con beneplácito he leído en Los Andes una nota sobre nuestros caminos y rutas. Es cierto, hemos perdido el rumbo hace tiempo, y ahora como frutilla del postre, varias pasarán a los municipios. Y todos callados.
Tenemos mucho para ofrecer, pero tiene que aparecer la decisión política, y los recursos. Como ejemplo, el proyecto de pavimento de la ruta 89 La Carrera es del año 1977. Una de las rutas paisajísticas más hermosas y accesibles para todo tipo de vehículos.
La ruta provincial 226 une Las Loicas con el paso del Planchón, tiene uno de los paisajes más majestuosos del país, y gracias a que la empresa El Azufre colabora con el mantenimiento y mejora pudo abrirse, pero solo para camionetas. Todo son anuncios. Ahora salen con los siete valles. Sin explicar cómo van a unir Valle Hermoso con Valle Noble, otro proyecto paralizado desde 1978.
La ruta provincial 52, con unos paisajes de montaña espectaculares, con avistamientos de guanacos y choiques, eso con una mejora de la calzada, con miradores y servicios, está al alcance de cualquier familia.
Por otra parte, se corta la ruta provincial 173, acceso a Valle Grande, cualquier tormenta importante la va a cortar siempre, pero parece que se olvidan, no informan y queda gente aislada y no falleció esa chica por casualidad.
Recién ahora abren la ruta 98, a la Laguna del Diamante y lo muestran como un logro, ese camino se abría siempre antes de Navidad y encima dicen que puede llegar cualquier vehículo, sí, pero después hay que venderlo como chatarra.
Es un pequeño resumen de lo que aprendí, y eso pasa por la desidia, la politiquería berreta y la falta de objetivos de largo plazo.
Esto debe hacerlo el Estado mal que le pese al actual presidente.
Deben meter mano en Vialidad Provincial, haciendo una reingeniería profunda, y profesionalizándola.
* El autor es agrimensor.