La gente está pretenciosa, irrespetuosa y con muy pocas ganas de contribuir al proceso productivo, casi que nos les importa; se nutren de las áreas de desarrollo y acción social, desestimando en gran medida a la actividad privada, en todo caso se sirven de ella para obtener un ingreso más, que es totalmente prescindible.
Por otro lado, la desocupación rentada genera vandalismo, delincuencia, y otros vicios, que contribuyen a la creciente desmotivación de reinversión o generación de nuevos proyectos.
Tal vez estemos descargando emociones, pero la situación es preocupante.
*El autor es empresario de Ugarteche