El dolor, la pena y las cifras de fallecidos que leemos a diario, han anestesiado nuestro entendimiento.
Comencé a buscar en mi mente un lugar que pudiera graficar cabalmente de lo que estamos hablando.
Hoy tenemos más de 90000 argentinos muertos a causa del coronavirus.
Lamentablemente esa cifra continuará en ascenso.
Quizá me encuentre entre ellos, quien sabe.
La ficha cayó y el lugar físico se hizo presente, el Estadio Mundialista, más conocido por “Malvinas Argentinas”.
Tenía una idea sobre la capacidad de espectadores. Igual busqué y me encontré con el dato oficial, 43.000.
Quien ya peinamos algunas canas, pude recordar cuando mi padre me llevó a ver la construcción, acelerada por cierto para llegar a junio de 1978.
También se me vino a la mente cuando participé del Congreso Mariano Nacional (1980), un recital de Juan Manuel Serrat y, más cercano, un partido en la popular sur, con Godoy Cruz como protagonista.
Vacío o lleno no es lo mismo.
Hagamos este ejercicio mental.
Dos estadios llenos de argentinos, es lo que se llevó esta pandemia.
Es terrible.
Una desgracia.
Estas líneas no son para culpar o buscar algún responsable, eso es harina de otro costal.
Por un instante, imaginemos ese estadio lleno de gente vitoreando a su equipo, rezando o saltando por un recital.
Toda esa gente, amigos, padres, madres, hermanos, vecinos o compañeros de trabajo, ya no están.
Murieron.
Dos estadios, una tragedia.
