Como común y mortal, había conocido todos los instantes del pensamiento.
Así, arrancó bajo el fulgor de las mitologías, tuvo un calendario con cada religión hasta que descubrió la filosofía.
Aún encantado, su mente se fascinó con la cíencia pero, esta como una generatriz, trajo a su ser a la tecnología.
Por allí y con ella, merodeó bastante hasta que en un amanecer, se dijo que sólo se volcaría a la naturaleza.
Disfrutó tierra, cielo, mares y montañas.
Una mañana, reconociendo que había conocido todo, se cuestionó si ya no era tiempo de conocer la vida.
Como aparecida de un sueño, surgió en su mente una bella figura vestida en blanco quien le dijo:
“-Vida, es lo que tuviste pero, por ser quien eres, sólo te falta conocer la muerte. Vamos! Ven conmigo!”.
Juan Mangione