Ya no quedan dudas de que uno de los grandes trastornos en nuestro país es el desproporcionado e ineficiente aparato estatal, tanto nacional como provincial, que ha provocado, y sigue causando, el enorme déficit fiscal que no disminuye nunca.
El federalismo es uno de los factores que ha contribuido a esta situación pues superpone y multiplica funciones, servicios y personal que acrecientan innecesariamente los gastos totales del Estado.
Además, perjudica el desarrollo homogéneo del país, incrementando las desigualdades sociales entre las personas de distintas provincias; provoca notorias diferencias ante la ley con consecuencias económicas graves, debido a la existencia de tantas jurisdicciones independientes con legislación diferente.
Y, finalmente, exagera la desorganización y el desorden, defectos propios de la idiosincrasia de nuestra sociedad.
Considerando que el peronismo ha propuesto aumentar a 25 el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de manera de equiparar esa cifra a la cantidad de provincias, aunque no haya ninguna razón técnica ni jurídica para ello, yo propongo otra alternativa absolutamente contraria.
Es decir, abandonar la obsesión provincialista, justificable en el siglo XIX y, procurar para el futuro, una organización administrativa y política integradora y moderna, basada en un modelo de regionalización territorial de no más de cinco o seis regiones, que quedaría, de este modo, correspondiente con la cantidad actual de miembros de la Corte, por lo que no tendría, el peronismo, ningún pretexto para su modificación.
Entre otros beneficios, hará que disminuya el peso del gasto político en el Estado, favorezca el orden institucional y la toma de decisiones a nivel nacional, propenda al desarrollo uniforme del país e impulse la prosperidad general.
Leo Lardone DNI 8.030.088
