Desde que se inició el gobierno de Alberto Fernández se han encontrado varias falencias en el sistema republicano.
Definitivamente hemos visto cómo las instituciones se han debilitado, sobre todo con la cuarentena eterna dictaminada por el mandatario nacional.
Cuando empezó el confinamiento la población notó un notable atropello en las libertades individuales y colectivas, se infundió el miedo al virus como estrategia para cometer atrocidades que coartan la libertad de los ciudadanos.
Comenzando desde el fallido intento de expropiación a Vicentín, pasando por la restricción de servicios básicos, una economía devastada ya que muchos comerciantes y empresas han tenido que cerrar sus puertas debido a que no les dejaban abrir al público, la poca recaudación lleva a una gran emisión monetaria para contentar a los sectores vulnerables y así vamos camino a una inflación galopante.
Pero vamos a recordar los salvajes años kirchneristas, lamentablemente aquellos que votaron a Alberto Fernández buscando una “salida” e ilusionándose con que no volvería el núcleo duro K se equivocaron, volvieron y vinieron por todo, una venganza hacia sus enemigos acérrimos: los periodistas, medios opositores.... Se volvió una cacería de brujas, una vil persecución que no conoce límites ya que tienen a la gente encerrada contra su voluntad inyectando miedo a las consecuencias de romper la cuarentena.
La libertad de prensa no se toca, porque es la única manera de hacerle frente a los corruptos, de que a los delincuentes con traje se les caigan las máscaras y que la gente vea quienes son en realidad y a quienes votan.
Dejen de amenazar periodistas independientes para después andar lavando cabezas; la libertad de expresión fue hecha para respetarla y no pisotearla, igual que a nuestra Constitución y a nuestros derechos, pero parece que todavía no les queda claro.
El pueblo se va a rebelar, y no falta mucho… Usted, señor presidente, le está echando nafta al fuego, y el argentino no es el venezolano, el argentino se hace oír y respetar.
