En los últimos años circular en automóvil por la ciudad de Mendoza ha sido y es una aventura absolutamente dificultosa que causa fastidio e incomodidad.
La Municipalidad se dedica con ahínco a romper las calles, arreglarlas, y así, una tras otra, pasa el tiempo y no hay lugar en la ciudad donde no se encuentre una calle cortada.
Las ciudades, por su crecimiento y el aumento constante del parque automotor, necesitan cada vez más espacios para el movimiento de los autos y su estacionamiento y, sin embargo, Mendoza ha hecho todo lo contrario achicando las calles con la construcción de ciclovías inútiles.
La congestión de tránsito produce pérdida de tiempo, de dinero y, además, afecta la salud en los conductores y vecinos por el aumento de la contaminación del aire.
Las autoridades municipales han demostrado falta de razonabilidad para llevar adelante estas tareas. Qué fácil le resulta a la dirigencia política jugar a ser empresarios, dilapidando en gastos superfluos el dinero público.
Pero la ejecución de obra pública, necesaria o no, les ayuda a ganar elecciones y seguir viviendo del estado.
* Leo Lardone DNI 8.030.088