La música mendocina se engalana cuando se puede escuchar un grupo con gran entonación y enorme habilidad de cantar en sintonía (más de treinta voces), demostrando gran dicción, con correcto y acabado pronunciamiento de palabras. En las interpretaciones vocales, tienen gran ritmo y equilibrio entre tenores, las sopranos, contraltos y bajos.
Generaron un estímulo y un inmenso placer para los concurrentes. No podíamos creer la calidad de la presentación, su melodía, armonía con un espectacular sonido que hizo que no decayera la atención del público concurrente.
Desarrollaron un programa de gran diversidad que incluía entre otras canciones: La última palabra de David, Jubílate Deo de Mozart, MLK de U2, recuerdo a Martin Luther King, El himno a Santo Tomas Panis Angelicus de Franck, un Spiritual, y ya para esta tierra la chacarera La Sixto Violín del mendocino Marziali, el tango El día que me quieras, La Misa Criolla, y Los Reyes Magos de Ariel Ramirez cerrando con la Novena Sinfonía. Sin embargo, como un “bis”, culminaron con parte del musical “El fantasma de la ópera”, con voces de la soprano Cristina Armendaris y el tenor Alberto Jerrez de la altísima calidad. Cristhine como el personaje amado por el Fantasma, vestida de rojo, interpretando parte de una ópera “El Fausto” y el Fantasma enmascarado, escondido en su disfraz que ha tomado el rol de Don Juan que escapa por los laberintos de la Ópera de Paris.
Lograron en su interpretación transportar a los muchos asistentes no desmereciendo las voces e interpretaciones a ningún musical de otros horizontes.
Un espectáculo maravilloso que engrandece a los mendocinos.