El pasado 1° de enero se cumplieron 190 años del despojo de nuestras Islas Malvinas, en un acto propio de corsarios al servicio del imperio inglés.
Un 1° de mayo de hace 41 años, comenzó la batalla por la defensa del querido suelo insular, reconquistado hacía un mes.
El histórico desafío que celebrado con una explosión de júbilo en todo el país y fraternos pueblos latinoamericanos.
Fue el “Bautismo de fuego” de la joven Fuerza Aérea Argentina.
Después de 74 días de desigual batalla ante un poderoso enemigo que contó con el apoyo de sus hermanos de sangre americanos (que traicionaron el compromiso de unidad continental del TIAR), de algunos pueblos europeos y el disimulado de ciertos países vecinos, se arrió nuevamente, en el turboso suelo que aprendimos a conocer desde niños, en la escuela, la bandera argentina.
Muchas páginas se seguirán escribiendo con intención de razones, para enjuiciar la decisión de recuperar militarmente Malvinas. Más allá del debate está la heroicidad de sus protagonistas en una gesta inscripta en el libro grande de nuestra historia.
Todos los 1° de mayo nuestra institución, honrará a sus veteranos combatientes que volvieron y la memoria de los 55 que entregaron sus vidas y cuyos restos descansan al pie de una cruz en el cementerio de Darwin o insepultos en las aguas de nuestro mar continental.
Seguirá honrando el valor y el honor “forjados en el yunque del viento y en la fragura del sol” y templados por la gloria, porque ésta no es hija de la victoria sino del sacrificio y la abnegación.
Brig. (R) Roberto José Engroba