“Considero que no es el tiempo el que pasa, sino nosotros los que pasamos por el tiempo”.
Algunos recuerdos pueden reemplazar parcialmente a las caricias: Quizá la distancia –como el olvido- suelen adornar el pasado y que los recuerdos lejanos posiblemente se modifiquen con nuestros cambios físicos y espirituales.
Y este prólogo tiene relación con el ayer.
Ese ayer que inmortalizó por ejemplo a algunos bares de esta capital.
Y el intermediario de esa perdurabilidad ha sido el tango o sus letras.
Y hoy quise evocar a algunos de esos bares y a esos Tangos cuyas letras han dejado grabadas para siempre con letras de fuego eterno a esos establecimientos.
Y son muchos lugares de Buenos Aires que se han eternizado en los pentagramas y en sus letras inmunes a las periódicas transformaciones de la ciudad.
Tal es el caso de los tangos “Sur”, “Café de los Angelitos”, “El Corazón al Sur” y “Café La Humedad”.
* El autor es escritor.