En estas últimas calurosas tardes mendocinas, he sido testigo involuntario de tristes hechos delictivos en las afueras de la terminal de ómnibus, precisamente en las paradas de colectivos del ala Oeste, que aparentemente se ha transformado en “zona liberada”, lugar donde el arrebato de teléfonos celulares es el objetivo de los delincuentes.
El modus operandi es el mismo, atacar algún desprevenido transeúnte que consulta el difícil y a veces inentendible entramado del Mendotran. El delincuente, con gran habilidad, sustrae de la mano de la persona el equipo y sale corriendo, sabiendo que a su favor está la sorpresa y el envidiable estado físico, en cuestiones de segundos cruza la calzada entre medio de los vehículos, mimetizándose con el gentío que a esa hora circula por la zona.
Es llamativa la ausencia de agentes del orden, lugar donde suelen juntarse, sin exagerar, más de cien personas.
Espero que esta nota, de un simple ciudadano de a pie, sirva para que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y refuercen la seguridad, tanto de la terminal, como el Hospital Central.