Gabino Coria Peñaloza, mendocino de nacimiento riojano por adopción, pasaba unas breves vacaciones en Olta un bello lugar de La Rioja, cuando conoció a una joven y el deslumbre fue mutuo y de yapa bien visto por la familia. Amor que por lo profundo, no era posible llegar a buen fin, porque la joven estaba comprometida con un militar.
Esto no impidió que el amor floreciera y las horas tiernas al secreto de los vecinos era la siesta cómplice en un lugar que era una senda, un caminito muy bello bordeado de malezas, arbustos y “juncos en flor”, una senda que unía Olta con Loma Blanca.
El romance tuvo su fin cuando Coria Peñaloza por trabajo debió ausentarse, quedando enhebradas promesas de volver.
Siempre para Coria Peñaloza aquello no fue una promesa sino romance, y volvió al sitio de su primer amor y hacer realidad sus recuerdos, pero todo no era lo mismo, había cambiado.
Por un vecino se entera que la chica vive en Córdoba, decisión de sus padres al quedar embarazada.
La desilusión del enamorado no tiene consuelo y la nostalgia se volvió poema con el nombre de “Caminito” que se hizo famoso.
A Juan de Dios Filiberto, autor de la música, que vivía en un sendero simple, angosto de La Boca, no le gustaba el nombre y le propuso al amigo tanguero cambiarlo, este se negó rotundamente porque Caminito no era solamente un nombre, sino el recuerdo de un gran amor.
El tango no cuajó, ni siquiera cuando lo grabó Carlos Gardel, el éxito tardó en llegar hasta que Ignacio Corsini lo graba y se vuelve todo un éxito. Dicen que esa tardanza se debía al nombre, Caminito.
Ese sendero o caminito de La Boca, hoy preservado como patrimonio cultural (¿?) no guarda relación alguna con el de Coria Peñaloza que poetiza un recuerdo que por sus encuentros románticos agregó valor al sencillo lugar.
Pero hoy nadie recuerda y, lo peor, pocos saben del verdadero “Caminito” del poeta Gabino Coria Peñaloza y el error sigue sin fin…
* Armando A. Rivera. DNI 6.884.128.