Gabino Coria Peñaloza, mendocino de nacimiento, riojano por adopción, pasaba unas breves vacaciones en Olta, un bello lugar de La Rioja, cuando conoció a una joven y el deslumbre fue mutuo. Amor que no podía llegar a buen fin porque la niña estaba comprometida con un militar. Esto no impidió que el romance floreciera y se veían en siestas cómplices en un lugar que era una senda, un caminito muy bello bordeado de malezas, arbustos y “juncos en flor”, que unía Olta con Loma Blanca.
El romance tuvo su fin cuando Coria Peñaloza por trabajo debe ausentarse, quedando enhebradas promesas de volver. A los años volvió al lugar de su primer amor y hacer realidad sus recuerdos, pero todo había cambiado. Se entera que la chica vive en Córdoba, decisión de sus padres al quedar embarazada.
La desilusión del enamorado no tiene consuelo y la nostalgia se volvió poema con el nombre Caminito. A Juan de Dios Filiberto, autor de la música, que vivía en un angosto sendero de La Boca, no le gustaba el nombre y le propuso al amigo Coria Peñaloza cambiarlo, pero éste se negó rotundamente porque Caminito no era solamente un nombre, sino el recuerdo de un gran amor.
El tango no cuajó, ni siquiera cuando lo grabó Gardel, el reconocimiento tardaba en llegar hasta que Ignacio Corsini lo graba y se vuelve todo un éxito, dicen que esa tardanza se debía al nombre, Caminito.
Ese sendero, o caminito de La Boca, hoy preservado como patrimonio cultural no guarda relación alguna con el de Coria Peñaloza, que describe un sitio en La Rioja, que por sus encuentros románticos agregó valor al sencillo lugar.
Pero hoy nadie recuerda y, lo peor, pocos saben del verdadero Caminito del poeta Gabino Coria Peñaloza y el olvido persiste.
Armando A. Rivera. DNI 6.884.128