Los mendocinos somos proclives a aferrarnos a viejas tradiciones o a costumbres que con el correr de los años se hacen rutinarias.
Así, por ejemplo, defendemos a los árboles; a las acequias, que tanto asombran a los turistas y tantas cosas más que hacen que estemos orgullosos de estos pequeños dones de la naturaleza.
El pasado 5 de agosto se cumplieron treinta y dos años de la inauguración de la Peatonal Sarmiento.
Cabe recordar aquí que cuando comenzó a remodelarse la tradicional avenida Sarmiento dicha obra despertó muchas protestas.
Nadie quedó sin opinar.
Sin embargo, la Municipalidad de Capital continuó los trabajos.
A años, ya calmada la ira de los tradicionalistas y agoreros que nunca faltan en las grandes decisiones que significan un mayor progreso, podemos calificar a un lugar que por sus características únicas resisten muy pocas comparaciones.
Describir su transformación, sus cuidados jardines, sus fuentes de agua, las pérgolas, su aire cosmopolita, heterogéneo y cambiante, es una ardua tarea.
Sus veredas con mesas donde es posible disfrutar de un trago a la sombra de los árboles y además una infraestructura compuesta por decenas de comercios para satisfacer todos los gustos hacen de Peatonal Sarmiento un lugar para mirar y mirarse.
¿Qué es parecida a una de París, de Alemania de España o de Buenos Aires?
Es posible.
Para nosotros, los mendocinos, es una zona única e irrepetible que disfrutamos y recomendamos con entusiasmo. Feliz cumpleaños.