Vaya este reconocimiento a Ángel Manzano, de la Sociedad Española de Luján de Cuyo, nacido en Mecina Bombarón, Granada (España) en 1943, quien nos dejó en estos días.
En su ingreso a la entidad fue creando una atmósfera de arraigo y proyectos por el futuro espacio físico que merecía la asociación. Sus varios años de presidente de la Sociedad Española de Luján, de Colombres y Bustamante, dejaron envolver su transparencia al deseo de ver construido el espacio físico, salón de fiestas y ambiente para el desarrollo cultural, junto al apoyo de los vecinos y compatriotas, del Consulado de España en Mendoza, de la intendencia de Luján de Cuyo y empresas del medio.
Ángel, lujanino por adopción, en su diario vivir rodeado de amigos y vecinos allegados a sus impulsos, albergaba sueños en una constante actitud de encuentros amistosos arraigados a su pueblo adoptivo.
Pertenecer a esa comisión directiva, en su compañía y conducción eufórica y a la vez serena, impregnaba a quienes compartíamos ese compromiso.
Ángel fue un virtuoso hombre, su sabiduría estaba en la pausa y el deseo ferviente. Muchas obras, entre ellas la actual propiedad edificada entonces, durante las décadas de los años 80 y 90, son testigos silenciosos de este acontecer.
*La autora es docente y escritora.