Concluía el día 15 de julio cuando fui notificado por la Residencia Geriátrica “Amanecer de Chacras”, que mi madre, cercana a cumplir 95 años, lúcida y autoválida, sería derivada para su internación al “Hospital El Carmen” donde se comprobó que padecía un cuadro de neumonía y que el resultado del hisopado acreditaba la existencia del infame virus en su organismo.
Luego de diez días de extrema y dura pelea, en la madrugada del 26 de julio se me comunicó su deceso.
Es mi intención en estas líneas expresar públicamente mi más sincero agradecimiento a todos y cada uno de los que intervienen en esta gran cruzada, arriesgándolo todo, inclusive su salud y hasta sus vidas por el solo hecho de cumplir con su vocación y los mandatos de sus conciencias.
Solo puedo decir muchas gracias a los médicos del Hospital, comenzando por el Jefe del Servicio de Clínica Médica, Dr. Santiago Zizias y a todo su equipo entre otros, los Dres. Agustín Añó y Gabriel Tinca y las Dras. Mercedes Barroso, Alonso y Chirino, al personal de enfermería y tantos otros que demostraron su calidad profesional y humana.
También quiero agradecer a los titulares de Amanecer de Chacras y a todas las Asistentes Geriátricas, en especial a Luisa Jorquera, Nicoll García, Viviana y Beatriz, quienes en todo momento actuaron diligentemente y con gran cariño como a diario mi madre me lo manifestaba. Deseando fervientemente que ninguno de los protagonistas se sienta responsable respecto de lo acontecido. El maldito virus no respeta fronteras.
Carlos Daniel Robledo
DNI 10.271.707
