El dilema se presenta (quizás) de forma muy simple. Por un lado, la sensación de estar haciendo justicia por medio de la exposición masiva. Por el otro, la paciencia para esperar un poco más; aunque con la convicción de que la justicia será realmente efectiva y con una condena real. En el medio, todos los componentes que aportan lo suyo: la impotencia, la bronca, la sed de inmediatez, la desesperación.
Lo cierto es que en pleno auge de las redes sociales y el Gran Hermano "que todo lo ve", son cada vez más comunes los escraches con fotografías y videos en las redes sociales. Situaciones violentas como la de un vecino pintando y rayando un auto que se estacionó sobre el puente de su cochera-, o de inseguridad -como uno o varios ladrones cometiendo un ilícito-; cada vez se encuentran y viralizan con mayor frecuencia en las redes sociales estos videos (solo por mencionar algunos). Toda esta realidad va acompañada de un detalle más que importante: muchas veces, estos escraches -o denuncias públicas- no tienen su correlato en la Justicia ordinaria. Y esto es un verdadero problema, ya que -además de no tener ninguna validez procesal-, hasta puede convertirse en un arma de doble filo para quien las difunde. Porque puede traer aparejada una denuncia por parte de quien se ve involucrado.
"Cada vez es más común la actividad de grabar y difundir cualquier actividad que parezca o sea considerada sospechosa. Es una de las consecuencias de Internet, que hoy no solo nos permite ser consumidores; sino también productores de contenidos. Y eso va vinculado a una cuestión de autoestima y de creer que uno es parte de la Justicia cuando hace esto", indicó el abogado especializado en Seguridad informática del Ministerio de Seguridad, Jorge Chaves.
La abogada especializada en Derecho Informático, Bárbara Peñaloza sostuvo que es muy común que la gente opte por el escrache, acompañado de fotos y/o videos; aunque destacó que es una conducta que debe erradicarse. "Hay que hacer siempre la denuncia y, si se tiene la filmación; ofrecerla. Tiene que ser el área de Delitos Informáticos quien haga esas extracciones de videos. Y de forma correcta. Mientras antes haga la denuncia penal, es más efectivo".
Los riesgos de la inmediatez
Para Chaves, son las propias redes sociales las que promueven la viralización de estos videos, aunque consideró que a veces los medios aportan lo suyo al invitar a la gente a que comparta sus fotos o videos. "Nadie niega que haya un afán legítimo de justicia".
Consultado sobre los motivos que llevan muchas veces a las víctimas de robos o a quienes han vivido alguna situación desagradable a publicar el video en las redes y "escrachar" antes de recurrir a los medios legales correspondientes, Chaves destacó que hay condicionantes evidentes. "las redes sociales se han transformado en el medio más inmediato para canalizar una denuncia. Si alguien llama al 911 o va a la fiscalía correspondiente, es un trámite que demora un poco más. Entonces la gente suele optar por la inmediatez. Ese 'beneficio' de la inmediatez casualmente es es perjudicial, ya que juzgan y condenan automáticamente. Y también actúa en las personas como un freno moral, ya que el temor a que lo estén filmando y luego quede escrachado puede llevar a que decidan no hacer ciertas cosas".
A modo de ejemplo de los peligros del uso de redes para denunciar públicamente estas situaciones, Chaves destacó el caso de la mujer que filmó y fotografió a un hombre en San Juan, en la puerta de la escuela a la que asistían sus hijos y lo acusó de ser un depravado. “Al final el hombre tenía hijos que iban a esa escuela y por eso estaba ahí. Y a la mujer la imputaron. En el sur, un joven se suicidó luego de que una chica lo escrachara diciendo que era violador. Y se constató que la denuncia era falsa. Tiene su lado oscuro y es muy difícil volver atrás del escrache social”, resumió.
En la misma sintonía, Peñaloza se refirió a un "descreimiento generalizado" hacia el funcionamiento de la Justicia; aunque consideró que se trata de un error. "En líneas generales, la Justicia trabajamuy bien. Pero hay que respetar y entender los tiempos. Hoy estamos acostumbrados a la inmediatez, a que todo se haga con un click. Hay que darle tiempo a la Justicia, y una Justicia rápida no es justa", destacó la abogada. Además, indicó que la forma más simple de tener noción sobre la importancia de que se cumplan todas las garantías es que cualquier persona que vaya a escrachar a alguien con imágenes piense que puede estar siempre del otro lado.
“El escrache público es un tipo de justicia por mano propia. Es un arma de doble filo ya que, al compartir ciertas imágenes; puedo cometer el delito de calumnias e injurias”. Por otra parte, comparó estas acciones con los actos en que se colgaba públicamente en una plaza a los acusados sin previo juicio.
Cómo actuar
Peñaloza destacó que la legislación que fija las sanciones para estos actos es más que variada. Por empezar, citó el artículo 19 de la Constitución Nacional que protege el Derecho a la intimidad; y a todos los pactos y tratados internacionales que lo adhieren.
“El Código Civil y Comercial expresamente reconoce la dignidad de una persona humana, reservando el derecho a la imagen. En el artículo 52, además, se habilita a reclamar por daños y perjuicios a cualquier persona que se encontrase afectada. Y en 2015 se incorporó la posibilidad de presentar una acción preventiva de daños”, resumió la abogada. En tanto, en el Derecho penal están tipificados como delitos contra el honor la calumnia y la injuria.
“Muchas veces el escrache se utiliza como una forma de extorsión, chantaje o coacción. Es importante saber que aquel que incurra en estas acciones, queda expuesto a estas leyes y sus sanciones”. resumió.
Para Chaves, en tanto, las redes suelen ser vistas como un medio efectivo, inmediato y sin burocracia. "Pero también es peligroso. Si uno tiene una sospecha de una persona e hizo captura -ya sea foto o filmación-, siempre hay que llamar al 911 o ir a la oficina fiscal correspondiente con ese material. Hay que tener noción de que uno también es responsable de los daños y perjuicios que puede cometer al difundir un video o foto con acusaciones", sintetizó.
“La verdad es que sentimos muchísima impotencia”
Hace unos días, el local de Mariano sufrió el robo de las luminarias que estaban en la puerta. "En un principio no íbamos a compartir las imágenes, pero la verdad es que sentimos muchísima impotencia y lo hicimos. Además, presentamos la denuncia formal", destacó el hombre a Los Andes.
Precisamente a raíz del extracto del video -donde se ve claramente a las dos personas en el momento en que sustraen los focos- publicado en Facebook, vecinos del comerciante reconocieron a los ladrones y hasta les dieron los nombres. "Fui a la policía con el CD con toda la grabación y los nombres, y todavía estoy esperando. El otro día, un vecino me dijo que los vio pasar por la puerta de su casa", agregó. Y destacó que no es el valor de lo robado lo que le angustia; sino la impotencia.
“Es cierto que no es lo que corresponde y uno se expone a sanciones. Pero publicar estos videos en las redes sociales es importante, porque la Justicia se demora mucho y no actúa. De esta manera, da la sensación de que se hace justicia; al menos públicamente”, sintetizó.