“Fábrica + Arte”, de Carlos Escoriza y “Mural Obey”, de Doménico Cirasino, fueron los proyectos y artistas seleccionados por el Programa Plataforma Futuro del Ministerio de Cultura de la Nación que, luego de una convocatoria abierta, benefició a sus obras inéditas y de carácter experimental, con apoyo económico y tutorías artísticas en el proceso creativo. El jurado, integrado entre otros, por Daniel Melero, Claudia del Río, Nicola Costantino y Vivi Tellas, evaluó alrededor de 700 proyectos y seleccionó artistas en sus cuatro líneas de apoyo en las seis regiones del país.
En el caso del artista plástico Carlos Escoriza, saltó al vacío y en un contexto desconocido para él -una fábrica de envases de plástico de Guaymallén- comenzó su recorrido hacia la traducción de su propósito: crear esculturas con plástico y hierro desde la posibilidad del hecho y no del desecho, con registros de lo humano y alejado del código de lo industrial.
“Cuando un pintor entra a una fábrica, sea de copas, de quesos, de rulemanes, de tapers, ve una coreografía, no una fábrica. Una coreografía solidaria hacia los resultados”, describe en relación al proyecto la artista rosarina Claudia del Río.
“Fábrica + Arte” mantuvo abocado al pintor durante cuatro meses en un clima de operarios, recursos tecnológicos, intercambio de saberes y cruce de disciplinas. “En el transcurso de este proceso se generaron reflexiones en torno a la producción y surgieron posibilidades formales que se fueron materializando en la obra”, explica Escoriza sobre su proyecto, que contó con el registro audiovisual de Ariel Larriba, fotografías de Juan Larriba y música surgida del relevamiento de los sonidos de la fábrica, de Hernán Gómez. “La instalación es el resultado de todas esas experiencias”, agrega.
En el caso de Doménico Cirasino, tomó como disparador principal el término “Obey” de la película “They Live” de John Carpenter, y como reflexión principal, el relato de “todos nosotros” como sociedad. Es por eso que buscó romper con la contemplación pasiva de la obra de arte para involucrar al público e invitarlo a ser parte.
La animación de personajes tridimensionales está sujeta a la distancia entre el espectador y el mural, y la investigación acompañó la creación de la escena, en la que la tecnología, la realidad aumentada y la condición humana son inherentes a la exploración final.
“El proceso de creación fue muy desafiante sobre todo en su aspecto físico, porque las dimensiones tan grandes significan transitar la obra de otra manera y tener menos control. Hasta que no lo vi enteramente montado no tuve una idea completa de la imagen o del impacto que genera. También fue muy exigente a nivel software. Es una escena compleja, con un escenario grande con muchos personajes y esto significó tener que pasar mucho tiempo optimizando cada aspecto del programa para que pudiera ser reproducido por dispositivos de gamas muy distintas”, comparte Doménico.
Una escena que emerge e impacta, describe la artista visual Marcela Furlani, formada por un conjunto casi amontonado de esqueletos; un replanteo sobre lo prevalente de la vida, consigna. “Por una parte la obra es claramente una llamada de atención sobre la inequidad y el dominio del fuerte sobre el débil, sus posibilidades y lo inesperado. Por otra, Doménico nos obliga a realizar las acciones necesarias para bajar a nuestros teléfonos una aplicación sin la cual la imagen no podrá ser vista en su totalidad. Sin dudas, una inquietante paradoja donde podríamos o no participar de la dinámica”.
La ficha
“Fábrica + Arte”, de Carlos Escoriza, puede visitarse hasta el 3 de enero en el Espacio Cultural Julio Le Parc, en Mitre y Godoy Cruz de Guaymallén. La entrada es libre y gratuita. También para formar parte de la experiencia muralista que propone “Obey”, de Doménico Cirasino.
El 12 de diciembre este último realizará una visita guiada a las 20 y de jueves a domingo, se hará presente de 20 a 22, para acompañar a los interesados.
Informes: produccioneca@gmail.com